Santa Lucía, el otro ecocidio

En las contadas imágenes de Google Maps que aún se pueden encontrar respecto al estado que guardaban las instalaciones de la Base Aérea de Santa Lucía previo a octubre de 2019, se muestran algunos manchones de bosquecillos y caminos arbolados; actualmente se visualiza el inmenso erial de concreto, cristal y tierras incultas dentro y derredor del aeródromo Felipe Ángeles: de acuerdo a la respuesta del 30 de marzo de 2020 que la empresa Alfa y Omega hizo, se propuso derribar 25 mil pinos tipo patula, pino ayacahuite, cipreses, fresnos, eucaliptos y otras especies de árboles adultos de más de 10 metros de altura.

Conforme a la información disponible, el proyecto que cotizó la empresa representada por Magdiel Pérez sumó un total de 87.3 millones de pesos para ejecutarse en un periodo de 18 semanas naturales (5 de las cuales eran para triturar, acarreo y limpieza). Se trataba de la primera etapa de los trabajos de desmonte para la construcción de la actual terminal aérea, pues se duplicaría en un contrato por cerca de otros 25 mil árboles. Hubo otras dos cotizaciones de empresas diferentes, pero finalmente los contratos no fueron asignados a ningún particular, pero los trabajos fueron ejecutados como puede constatar cualquier visitante al Felipe Ángeles.

El plan de remediación sugerido fue plantar en las inmediaciones árboles más pequeños (de 2.5 metros de altura) fuera de los trayectos de acercamiento de los 12 vuelos diarios que hoy tiene la terminal a cargo de Isidro Pastor.

Bien a bien nadie supo que pasó con los árboles derribados ni tampoco con la poca fauna local; sin embargo, los lugareños hablan de que murieron ardillas, tlacuaches, conejos y aves anidadas pues no se habría desarrollado algún protocolo de reubicación de especímenes, mismo que debió haber sido coordinado por la Profepa, a cargo de Hernando Guerrero.

Hoy todos los ojos están puestos en el riesgo que corre el Gran Acuífero Maya, el riesgo que enfrentan las selvas que aún le restan al sureste mexicano y su fauna sobreviviente. Su protección es una exigencia internacional…, aunque nadie ya recuerde lo que sucedió en Santa Lucía.

Ratifican calidad crediticia de Televisa. La nueva es que la calificadora de valores Fitch Ratings, que aquí dirige Carlos Fiorillo, ratificó la calificación de AAA8(mx) a largo plazo para Grupo Televisa, así como la calificación BBB+ para las deudas en moneda extranjera para la compañía que encabeza Emilio Azcárraga, todo ello con una perspectiva estable. La fortaleza financiera de la desarrolladora de contenidos, refiere Fitch, proviene de un mejor apalancamiento neto después de la asociación en Televisa-Univision (donde tiene 45% de participación) pues estiman disminuirá de 3.7x a 2.1x hacia finales de este año, como ya se anticipó en marzo de este año cuando Televisa pagó por anticipado 200 millones de dólares de todas sus notas sénior. En adición a ello, la calificadora detectó oportunidades para el crecimiento del flujo de efectivo en el desarrollo de infraestructura y contenidos de banda ancha, impulsando especialmente sus negocios de Cable y Sky, diversificando así sus fuentes de ingreso en mercados donde tiene una sólida presencia.

Coincidencias del tercer sector. Un grupo de organizaciones de la sociedad civil, integrantes del Colectivo Construyamos MX, recién realizó un foro para dialogar sobre las oportunidades y desafíos que enfrenta el llamado “tercer sector” en los momentos actuales. Entre las conclusiones, coincidieron en que hay causas compartidas entre la sociedad civil y muchos de los objetivos del Gobierno federal, además de convocar a otras organizaciones a sumarse a un diálogo constructivo con las autoridades para lograr el bien común. Vale destacar la participación de Erick Antonio Ochoa, por Salud Justa Mx; Arnold Ricalde, de Organi-K; Dennise Pacheco, de Kibidka, AC; y Dulce Kim, de México Renace Verde.