NO nos vamos a callar…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza
Mónica GarzaLa Razón de México
Por:

El Día Internacional de la Mujer, el “8M”, hoy es el número y la letra que juntos representan más que la superficial celebración, que fue para muchos durante muchos años.

Hoy es la manifestación de una fuerza que crece y se legitima en números, consecuencias y voces que suman hechos, ideologías y urgencias.

El año pasado, justo antes del confinamiento por la pandemia, las mujeres pintamos de morado las calles de toda la república, las tapizamos de mensajes escritos, fotografías con rostros de víctimas, ¡miles!; musicalizamos la protesta con arengas más arrojadas, más enojadas y más unidas.

Porque “la administración más feminista de la historia”, no nos dejó más remedio que una exigencia así de incómoda, por el derecho a vivir libres de violencia.

Desafortunadamente —y con la pandemia en medio— en los meses que siguieron las cifras no hicieron más que crecer, junto con ese discurso diario desde Palacio Nacional, poco empático, irrespetuoso y torpe de cara a uno de los momentos más violentos para las mujeres mexicanas.

Pero algunos de los peores escenarios los vivieron aquellas que insistieron en utilizar su derecho a manifestarse, aquellas que siguieron saliendo a las calles a protestar y en respuesta fueron estigmatizadas, criminalizadas, amenazadas y en muchísimos casos, violentadas por la misma autoridad que supuestamente ha sido diseñada para protegerlas.

Mujeres se manifiestan durante la marcha del 8M de 2020.
Mujeres se manifiestan durante la marcha del 8M de 2020.Foto: Cuartoscuro

Todo lo anterior documentado por el desolador informe que presentó esta semana Amnistía Internacional, titulado “México: La era (ira) de las mujeres. Estigma y violencia contra mujeres que protestan”.

Éste reúne testimonios de mujeres jóvenes en cada entidad, con historias duras de leer y más de asimilar; momentos de terror ocurridos en protestas legítimas, el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía, amenazas, pero sobre todo, la total violación de la libertad de expresión.

El 22 de agosto del año pasado, la policía municipal detuvo ilegal y arbitrariamente al menos a nueve de las 23 personas detenidas en una manifestación en León, Guanajuato; estas mujeres no cometían ningún delito o infracción administrativa.

Un mes después en Sinaloa, 3 mujeres fueron detenidas “preventivamente” porque pretendían manifestarse y se tenían “sospechas” de que realizarían pintas en el Palacio Municipal de Culiacán.

Ese mismo septiembre, en el Estado de México, personal de la Fiscalía desalojó con uso excesivo de la fuerza a mujeres que ocupaban la Comisión Estatal de Derechos Humanos como parte de un acto pacífico.

El 11 de noviembre pasado en Cancún, 3 personas resultaron heridas luego de que se hiciera uso arbitrario de la fuerza para reprimir una manifestación, al punto de generarse varias detonaciones; 8 personas más fueron “aseguradas preventivamente” y trasladadas a la Fiscalía sin que hubieran sido presentadas a ninguna autoridad competente, ni se les haya realizado certificación médica.

“Tú también estabas, pinche perra”, le dijeron a Milena en Guanajuato... “Si no te callas, te voy a partir la madre, te voy a meter unos putazos”, “ahora sí me saco la verga violadora”, escuchó a gritos Camila en el mismo estado... “Te dije que corrieras, hija de tu puta madre”, le repitieron antes de golpearla en las costillas y en el cuello.

“¿Dónde están tus amigas?”, le preguntaron irónicos los policías a África, burlándose así de la consigna feminista “me cuidan mis amigas, no la policía”.

“A esa de verde sepárenmela aparte, porque me la voy a chingar”, fueron las palabras que estremecieron a Libertad segundos antes de ser violentada físicamente por policías, confesó para el informe de Amnistía Internacional.

Y durante más de 50 páginas las historias se repiten una y otra vez, como si la autoridad estuviera instruida o autorizada en todas las entidades, para amenazar a toda a aquella mujer que se atreva a salir a protestar.

“Las mujeres y niñas en México viven en un contexto donde el Estado no actúa para proteger sus derechos. Cuando implica protestar en la vía pública contra la violencia de género, son violentadas de distintas maneras, incluyendo violencias basadas en el género”, denuncia con preocupación el informe de Amnistía Internacional.

Sólo el 7% de los casos de violencia contra mujeres son investigados adecuadamente, siempre se revictimiza a las víctimas, solo 3 de cada 100 asesinatos de mujeres son esclarecidos y el miedo genera que 99.7 por ciento de los delitos de hostigamiento, abuso sexual y violación en nuestro país no sean denunciados…

Ése es el tamaño de la impunidad y la desconfianza en las instituciones en México, las mismas que prometieron cambiar…Y todavía se preguntan ¿por qué estamos tan enojadas?, ¿por qué queremos que arda todo cada vez que una hija, madre, hermana o amiga es violada o aparece muerta?

¡Ya NO nos vamos a callar!…

¿Verdad Guerrero?…