Mónica Garza

Nadie muere por dos causas…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Pocas veces en mi vida he visto en una mirada, el abismo de dolor e impotencia que advertí en los ojos de Patricia Becerril esta semana. Me cimbró desde el segundo en el que hicimos contacto visual al saludarnos previo a la entrevista.

Entendí como pocas veces, que luchar es el último refugio en una trinchera que ha sido acribillada por todos los flancos —es la única forma que encuentro para describir el lugar donde queda parada una madre que ha recibido el cuerpo de su hija muerta—, en el peor de los escenarios posibles, de donde ya no habrá manera de salir.

Las autoridades determinaron en aquel 2018, que la causa de muerte de Zyanya Estefanía Figueroa Becerril era un suicidio, pero como tantos otros, puede tratarse de un feminicidio, con una investigación omisa, llena de irregularidades y violaciones a derechos.

Un asalto a la verdad y sobre todo a la justicia, en un estado que sólo suma nombres a su lista roja de impunidad: Puebla.

“Únicamente se nos dijo que encontraron una carta póstuma donde ella afirma ya no querer seguir con vida. Solicitamos que nos permitirán verla (carta), pero nos dijeron ‘ya está embalada, ya no es posible’, dos días después la carta junto con la imagen de mi hija ya era viral”, me dijo Patricia con sus manos temblorosas mientras sostenían una fotografía de su hija, entre las muchas que vino cargando para la entrevista.

Zyanya —originaria de Ciudad de México— tenía más de dos años viviendo y estudiando la especialidad de Pediatría en Puebla; su madre la visitaba cada mes y descarta que tuviera motivos para quitarse la vida.

“En la necropsia donde señala las livideces del cuerpo encontradas en Zyanya, no corresponden a un cuerpo en suspensión. Mi hija fue encontrada colgada del cancel del baño y la necropsia señala dos tipos distintos de muerte, y nadie muere por dos causas, o es una o es otra”.

Y es que el médico forense independiente que trabaja con la familia de Zyanya (que es también quien colaboró en el caso de Lesvy Berlín) determinó que fue asesinada y posteriormente colgada para simular un suicidio. Las autoridades lo dieron como un hecho indudable… ¿Por qué?

Para la madre de Zyanya la explicación es tan simple como demoledora: “es más fácil suicidar o accidentar a nuestras hijas, que investigar”.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos señala que toda muerte violenta de una mujer, debe ser investigada a partir de la presunción de un feminicidio, aun cuando “parezcan” suicidios. Casos como el de Zyanya suelen no respetar el debido proceso y se violan las leyes desde la autoridad, pues aunque los protocolos de investigación son muy claros, no se cumplen.

Familiares y amigos de Zyanya Estefanía colocan una cruz en su honor afuera de la Fiscalía General de Puebla, el domingo pasado.
Familiares y amigos de Zyanya Estefanía colocan una cruz en su honor afuera de la Fiscalía General de Puebla, el domingo pasado.Foto: Especial

Las evidencias en la escena fue lo primero que se alteró en este caso, “el policía ministerial permitió una mudanza de la roomie que ahí habitaba, alterando las evidencias. Se nos dijo que iba a quedar resguardado, que nadie más iba a poder entrar. Nuestra sorpresa fue enterarnos que se había hecho una mudanza mientras nosotros estábamos en el Semefo, esperando la necropsia realizada a mi hija”.

Ahí se perdieron pruebas sustanciales que hubieran aportado información clave, sobre el cuerpo de la joven que, dicho sea de paso, fue muy lastimado durante los procesos periciales, con las casi 40 venopunciones que se le realizaron.

Con tal de llegar a la verdad nosotros como familia estamos dispuestos a la exhumación del cuerpo”, me dijo Patricia como una madre buscadora más…

Hace 10 meses un juez federal le otorgó a la familia de Zyanya un amparo, que le ordenó al juez de control que reencausara la investigación del caso como un probable feminicidio, pero no lo ha hecho.

El plazo para ejecutar la orden se cumplía el 3 de mayo pasado, pero 5 días antes, el 28 de abril, el Ministerio Público consideró que sí había fallas en la investigación, pero que su trabajo ya estaba realizado y no se llevaría a cabo la firma del acuerdo para planificar una nueva estrategia coordinada.

Llena de obstáculos y negativas, Patricia no se rinde. Tiene en la mira al posible responsable de la muerte de su hija, pero se mueve con sigilo, porque en estos cuatro años ha aprendido que Puebla mantiene un sistema donde la justicia se mendiga y más cuando de una mujer se trata.

Lo que nos mantiene como familia en pie de lucha, es el amor que en vida y aún sin tenerlos, seguimos profesando a nuestros hijos, de ahí viene esa fuerza, de ahí viene ese empuje de seguir adelante”… me dijo esa madre muerta en vida, que a mí como madre me dejó en un silencio del que por horas me fue difícil escapar…