Montserrat Salomón

Un fantasma en la Casa Blanca

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
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Deambula por los pasillos, tuitea en las madrugadas, evita los actos públicos, se lamenta y desata su furia. Ha perdido y no puede verse al espejo para reconocerlo. Ése es el presidente de Estados Unidos… un personaje que así como fue un mal ganador, ahora es un mal perdedor.

Estos días lo más que ha hecho es “atender” la cumbre del G20. Claro que durante la asamblea plenaria se la pasó tuiteando sobre su imaginario triunfo electoral y haciendo corajes con los rechazos a sus demandas en las cortes. Incluso se dice que desdeñó la reunión sobre la pandemia del Covid-19. No importa que su país esté en pleno brote y rompiendo récords de contagios y muertes… ése no es el tema que lo atormenta.

Lo atormenta su ego herido; su tan cuidadosamente construida imagen de ganador que resultó tener pies de barro, pero principalmente le preocupa su futuro. Un hombre endeudado que es repudiado en su ciudad y entre aquellos con los que solía codearse. Un malhechor evidenciado que sólo se ha salvado de ser enjuiciado por estar sentado en la Oficina Oval, a la que se aferra con desesperación.

Una a una se han desestimado sus quejas en los tribunales. Sin pruebas, los lamentos y la rabia no son fundamento para la democracia. El autoritarismo que instauró hizo mucho daño a las instituciones, pero no logró destruirlas. Sin embargo, las patadas de ahogado son las más peligrosas. La última carta es convencer a las legislaturas de los estados en disputa de desconocer los resultados del voto popular y que le asignen los votos electorales. Esta petición sólo sería razonable bajo el contexto de un fraude generalizado, del cual no hay la menor evidencia. Es decir, Trump está pidiendo un acto de desacato a la autoridad del pueblo; un acto flagrante de corrupción y de autoritarismo.

Este furioso fantasma se le ha aparecido a funcionarios menores en estados como Michigan para pedir y reclamar que no se hayan opuesto a la certificación del conteo a favor de Biden. También ha perseguido a los legisladores de este estado para intentar violentar las reglas y salvar su causa. Lo mismo se espera en los otros estados, esta descarada ofensiva demuestra que lo único que le importa son sus intereses personales y no la estabilidad de su país.

En estos cuatro años, Trump pasó gran parte de su tiempo investigando sobre las lagunas legales en cuanto al alcance de su poder como presidente. Desde la posibilidad de autoperdonarse por cualquier crimen presente o futuro hasta la capacidad de influir (intimidar y amenazar) a funcionarios para que hagan su voluntad en lugar de seguir la ley. Sin embargo, parece que ahora las cadenas que arrastra lo lastran y lo llevan irremediablemente hacia fuera de la Casa Blanca.