Cargo 200

FRENTE AL VÉRTIGO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“Inicié una conversación telefónica con el presidente de la Federación Rusa. ¿El resultado? Silencio.” A pocos días de iniciada la invasión rusa a Ucrania, el nuevo héroe de Occidente, Volodímir Zelenski, se dirigió al pueblo ruso. “¿Quién puede detener la guerra? La gente. Hombres, mujeres, jóvenes, padres, pero, sobre todo, madres.” Recurre a un pasado mucho más reciente que al de la Segunda Guerra Mundial. “Si nos atacan, verán nuestras caras, no nuestras espaldas”. Su mensaje evoca a las heridas de la guerra de 1979 en Afganistán: el Vietnam Soviético.

Svetlana Aleksiévich (Nobel de Literatura, 2015), en Los muchachos del zinc (2016) describe: “He subido a un helicóptero y desde el aire he visto centenares de ataúdes de zinc, el suministro para el futuro, brillantes bajo el sol y terrorífico”. Más de quince mil soldados perdieron la vida en la guerra de diez años de la URSS en Afganistán. Miles de jóvenes fueron enviados a combatir en nombre de la libertad, mientras el régimen no reconocía la existencia del conflicto. “Fue más tarde cuando nos enteramos de que los ataúdes llegaban a la ciudad y que los enterraban en secreto, de noche y en las lápidas ponían ´falleció´, en vez de ´cayó en combate.” Cuando la prensa del régimen soviético mostraba a jóvenes soviéticos construyendo carreteras y escuelas, las madres y padres recibían ataúdes cubiertos de zinc que bajaban de un vehículo funerario con el código Cargo 200, supuestamente con sus hijos.

Cuando el régimen soviético cayó, lo que quedaron fueron las secuelas en sus sobrevivientes, los afganos. “Lo peor de la guerra es, si sobrevives, volver a casa y avergonzarte del uniforme.” Aleksiévich recoge en su libro los testimonios de 70 supervivientes y sus madres. “Mi hijo mató a un hombre con mi cuchillo de cocina… Y por la mañana lo trajo y lo volvió a guardar en el armario como si fuera un cuchillo o tenedor cualquiera.” Continúa una madre…. “Cualquier cosa me parece mejor… envidio a todas las madres, incluso a las que enterraron a sus hijos. Me sentaría al lado de su tumba y estaría feliz. Le llevaría flores”.

No es un lugar común que Zelenski se dirija a las madres de Rusia. A poco más de una semana de iniciada la invasión, el gobierno ucraniano estima que han muerto cerca de 5,300 soldados rusos. En un acto de humanidad, pero sobre todo simbólico, el gobierno ucraniano lanzó el sitio web 200rf.com, en referencia a Cargo 200, para que las familias rusas puedan localizar e identificar a sus hijos en combate. Aún cuando la prensa en un régimen erigido en el dolor centenario de un pueblo, el despotismo, la oligarquía y la corrupción no revele el número de las víctimas de la guerra, al empobrecimiento de su población por las sanciones puestas en Occidente, le seguirán, sobre todo, muchos años de soledad y tristeza.