Roberto García Requena

La renuncia de Alfonso Romo

BANDA ANCHA

Roberto García Requena
Roberto García Requena
Por:

El jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, renunció a los dos años de haber iniciado la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador. La salida de este funcionario de Palacio Nacional es algo que ya se especulaba hace tiempo.

El propio Romo ya había hecho públicas algunas diferencias respecto a cómo se están manejando las cosas por parte del Gobierno, particularmente en el aspecto económico. Desde inicios de año había reconocido que sin crecimiento económico la 4T no funcionaría. Apenas el mes pasado declaró que México estaba manejando la crisis económica como si el PIB creciera al 9 por ciento. Desafortunadamente vamos a decrecer entre el 10 y 12 por ciento este año.

La principal tarea encomendada a Romo era la interlocución con los grandes empresarios del país. Sin embargo, la autoridad de Romo se vio lesionada desde que les aseguró a los empresarios que el Aeropuerto de Texcoco no se cancelaría. La sorpresa fue que a los pocos días AMLO lo desmintió y se terminó por cancelar el proyecto.

Asimismo, también Romo prometió que la planta cervecera de Constellation Brands se iba a construir en Mexicali, Baja California. Esta planta que generaría miles de empleos y con un valor de 1,500 millones de dólares también la tiró López Obrador a través de una “consulta popular” con los habitantes de la zona. Un nuevo revés para Romo.

Así fue como Alfonso Romo fue perdiendo credibilidad con la clase empresarial mexicana. Por más que les prometiera a los empresarios del país que tal o cual cosa iba a suceder o no, los hombres del dinero sabían que el que tendría la última palabra sería el Presidente López Obrador.

La relación del Presidente con los empresarios, nacionales y extranjeros, no es buena. Esto no es un secreto para nadie. No le tienen confianza al Gobierno, y en particular a AMLO. Por ello, los proyectos de inversión privada están prácticamente detenidos en su totalidad. Y sin inversión no hay crecimiento. Y sin crecimiento económico no hay bienestar, por más que se quiera decir lo contrario.

La salida de Romo sólo viene a endurecer aún más la posición de la 4T frente a los empresarios del país. Si bien la chamba y credibilidad de Romo ya se habían deteriorado, al menos mantenía una cierta interlocución con este sector para escuchar sus preocupaciones. Ahora ya ni eso tendrán.

López Obrador ya anunció que desaparece la Oficina de la Presidencia. ¿Ahora a quién van a buscar los empresarios para un mejor entendimiento con el Gobierno? Pues parece que no habrá entendimiento en lo que resta de este sexenio. Ojalá no sea el caso.