Rodrigo López San Martín

Caso Anaya: ¿desafuero reloaded?

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mientras Morena caminaba con relativa calma hacia la elección presidencial de 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador inició una jugada de alto riesgo que podría incidir en su sucesión.

Porque hasta hace unas semanas, la disputa fuerte por el relevo presidencial parecía estar únicamente dentro de Morena. Quién resultara el elegido por AMLO, partiría como amplio favorito para ganar la elección.

Si bien es cierto que un sector de militantes y simpatizantes de Morena sentían al gobierno de López Obrador en deuda ante la falta de persecución a los “corruptos” del pasado, la apertura de un proceso penal contra su exrival en la carrera presidencial, Ricardo Anaya, puede terminar explotándole en las manos.

Es claro que Anaya estaba más que preparado para el golpe. Lo que vemos hoy, es una estrategia perfectamente preparada para hacer frente a este momento.

El objetivo: replicar el camino que, en 2005, el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, caminó magistralmente cuando Vicente Fox se propuso encarcelarlo para evitar que compitiera por la presidencia en 2006.

La victimización, el aglutinamiento del descontento social con el presidente alrededor suyo al presentarse, con ayuda del mismo presidente, como su mayor adversario.

Y contra todo pronóstico, el López Obrador de 2021 cayó en ese juego, respondiendo a los mensajes del panista personalmente y llevando la disputa a la arena personal, catapultando los positivos de Anaya entre quienes rechazan al presidente y consolidándolo como el referente de la oposición hacia 2024.

AMLO lo hizo el centro de la mañanera los últimos 3 días (58 minutos dedicados). Y para ese momento, Anaya tenía el mensaje adecuado listo para subir el tono: “me presentaré a declarar como lo pide el presidente, cuando sus hermanos, Pío y Martín (videograbados recibiendo dinero) hagan lo mismo”.

Sin duda, es complicado que, desde el exilio o la fuga, como se quiera ver, Anaya pueda mantenerse vigente por dos años y medio cuando la coyuntura nacional seguramente transite hacia otras prioridades. Pero en tres días, AMLO le dio el lugar y el protagonismo que a ningún otro personaje le ha dado en sus casi tres años de gobierno.

Esto, puede complicar la elección presidencial para Morena porque, como vimos en la Ciudad de México en las pasadas elecciones, el rechazo y el miedo pueden ser un motivador muy fuerte para que millones de ciudadanos voten por una opción que, en positivo, tal vez no los convencía totalmente no. Y hoy, Anaya empieza a significar lo mismo que la alianza opositora significó para los capitalinos en junio pasado.

Así, al contrario de 2018, la candidatura presidencial de Ricardo Anaya podría surgir de un respaldo social y no de las negociaciones cupulares. Y eso, puede ser lo más peligroso para Morena.