Rodrigo López San Martín

El INE se juega la vida en 2021

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín
Rodrigo López San Martín
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Además de 15 gubernaturas, las 500 diputaciones federales y cientos de presidencias municipales, el próximo 6 de junio estará en juego la supervivencia del Instituto Nacional Electoral.

Para 2021, el INE decidió entrar en la contienda electoral como un árbitro mucho más activo que lo acostumbrado. Y se ha robado la agenda mediática con la cancelación del registro de los candidatos de Morena a las gubernaturas de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, y de Michoacán, Raúl Morón.

En votaciones dividas, 7 a 4 y 6 a 5, el Consejo General del INE, con base en un criterio jurídico sobre el reporte de los gastos de precampaña, canceló el registro de ambos candidatos y emplazó a Morena a sustituirlos.

El Instituto, aún con errores a lo largo de su historia, es un pilar de la democracia mexicana. Pero en este proceso electoral, podría estarse jugando su futuro.

Desde hace muchos años, desde las elecciones de 2006 al menos, la institución ha sido objetivo de los embates del presidente Andrés Manuel López Obrador, más allá de que ninguno de los consejeros de esa polémica elección siga en funciones.

Y en este caso, en particular alrededor de la cancelación del registro a Félix Salgado hay un clamor social por las acusaciones en contra del político por abuso sexual. Y el evitar que se mantenga como candidato se ha convertido en una bandera política que lejos está de los criterios jurídicos.

¿Hasta dónde el INE está coartando el derecho de los guerrerenses y michoacanos a votar en libertad por la opción que mejor les parezca? ¿La agenda del INE es jurídica o está buscando generar simpatías entre la oposición, que encarezcan el costo político a AMLO y Morena de desaparecerlos en un futuro?

Sin lugar a dudas, la dirigencia de Morena ha cometido un error garrafal al mantener la candidatura a Salgado Macedonio y defenderlo frente a tales acusaciones. A Mario Delgado, su dirigente, lo acompañarán las imágenes y discursos en su defensa por el resto de su trayectoria política.

Pero los consejeros del INE están apostando el futuro de la institución al involucrarse, desde la fiscalización de los gastos de precampaña, en un asunto que debía desahogarse jurídicamente desde una vía civil y políticamente desde los partidos.

La confrontación abierta con Morena y el presidente López Obrador no beneficia a nadie. La desconfianza en el árbitro electoral no abona a nuestra democracia. Y aunque son muy criticable los señalamientos y acusaciones lanzadas por AMLO y su partido a la institución, es un error de los consejeros entrar al juego como un actor político más.

La supervivencia del INE está en juego. No de los consejeros. Los 11 consejeros terminarían su periodo, pero la institución, pilar de nuestra incipiente democracia, debería ser una prioridad que rebase a las personas.

Si el proceso electoral no es impecable, si el INE no es capaz de atraer a las urnas, con confianza, a una mayoría del electorado y si los resultados no son creíbles, el desgaste sufrido estas últimas semanas, habrá cavado su tumba. O, al menos, habrá pavimentado el camino para quienes anhelan enterrarlo.