Valeria López Vela

La nueva encíclica del Papa Francisco: Fratelli Tutti

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela
Valeria López Vela
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Hace unos días, el Papa Francisco presentó al mundo una nueva encíclica titulada Fratelli Tutti —Hermanos, todos. Se trata de un documento con especial importancia histórica, pues se inserta en los días de la pandemia del Covid-19, en medio de la recesión económica, en las coordenadas de la posverdad, de los feminicidios y el cambio climático.

Por donde se mire, 2020 ha sido un año difícil pues hemos tenido que cruzar el fuego que no quema -siguiendo la alegoría de Dante- para ver con ojos nuevos una realidad distinta. En ese sentido, las palabras del Papa han de tener sonoridad y servir de guía para reconstruir lo que quede después de la tormenta.

Fratelli Tutti es un texto de Doctrina Social que propone dos coordenadas para la convivencia: la fraternidad y la amistad social. El Papa señala: “La fraternidad debe promoverse no sólo con palabras, sino con hechos. Hechos que se concreten en la ‘mejor política’, aquella que no está sujeta a los intereses de las finanzas, sino al servicio del bien común, capaz de poner en el centro la dignidad de cada ser humano y asegurar el trabajo a todos, para que cada uno pueda desarrollar sus propias capacidades”. Es decir, cualquier política que vaya en detrimento de los Derechos Humanos, que son los encargados de salvaguardar la dignidad humana, va en contra del espíritu del cristianismo.

Por ejemplo, desatender el derecho a la salud, recortar los programas de educación, ciencia y tecnología o desproteger a los grupos vulnerables en beneficio de la lógica del poder es, a todas luces, opuesto a los que se espera de un gobernante con un mínimo de inspiración en los valores universales del cristianismo.

Asimismo, la encíclica advierte sobre la polarización de la discusión y desenmascara el falso dilema imperante; el Papa Francisco acierta al señalar en que ni el neoliberalismo ni el populismo son las respuestas para la nueva forma de gobernanza global que exigen los días. Pues ni el mercado ni el pueblo son dioses infalibles sino lacayos de las ideologías de la dominación.

El Papa propone, en cambio, “una reforma de la Organización de las Naciones Unidas, así como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones”.

Finalmente, el Papa apuesta por la paz y declara un “no rotundo” a cualquier forma de guerra, por más que se busquen motivos de justicia para dar cuenta de ella. Así, lo mismo la militarización, el terrorismo o los enfrentamientos entre países son un uso de la barbarie bajo el mando de los intereses más bajos.

Las crisis que enfrentamos se traslaparán y se sucederán frente a nuestros ojos. A partir de ellas podemos elegir dar las batallas con la conciencia del respeto a nuestra humanidad compartida o permitir que las pesadillas distópicas se hagan realidad.

La moneda está en el aire…