Valeria Villa

La cápsula autista

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa
Valeria Villa
Por:

Frances Tustin, psicoanalista británica, fue pionera en el estudio y tratamiento de los estados autistas.

En un par de libros, Barreras autistas en pacientes neuróticos (Amorrortu, 1986) y El cascarón protector (Amorrortu, 1992), transfiere sus hallazgos con niños para entender a algunos pacientes adultos, cuya neurosis se manifiesta en fobias y obsesiones, y que parecen habitar dentro de un cascarón protector para preservar su integridad. Cuando los niños y los adultos emergen, después de un tiempo en terapia, muestran una labilidad emocional pronunciada y fobias diversas. En su trabajo con adultos, Tustin emplea el término autismo para referirse a una parte clausurada de la personalidad. Mientras más tiempo le tome al paciente abrirse, con la compañía del terapeuta, mayor será el riesgo de una terapia intelectualizada que no toque las emociones. El miedo al derrumbe (Winnicott, 1974) es un concepto que Tustin asocia con esta cápsula autista, defensiva de trauma temprano o más tardío pero grave en sus consecuencias: el miedo al derrumbe es un miedo a un derrumbe que ya fue experimentado. El trauma está enterrado, pero se observa en el estado de ánimo, en la aparición de sedimentos de vivencias muy lejanas que se reviven en situaciones parecidas, acompañados de huellas en la memoria. El trauma que Tustin observó con mayor frecuencia fue la conciencia prematura de separación física o emocional con la madre, que deriva en un conflicto sobre existir, llegar a ser.

Algunos adultos construyeron una barrera que les impide entrar en contacto con los otros. Sus obsesiones y fobias les permiten controlar su ambiente y distraerse así de situaciones que los hacen sufrir. Suelen tener problemas con el contacto físico, con los abrazos, con hablar de cosas íntimas e incluso describen una maniobra mental para borrar la existencia de los otros en supermercados, gimnasios o reuniones grandes de personas, para protegerse de un sentimiento de invasión. Su confianza está rota así que viven convencidos de que son los únicos responsables de su seguridad.La encapsulación autista es una protección psico-física frente a la vulnerabilidad y el desvalimiento corporal. Tustin relata cómo una conducta que revela una condición autista infantil, fue una maniobra de sobrevivencia de un adulto: Leonard Wieneski tenía 18 años cuando lo internaron en el campo de concentración. Ha narrado que intencionalmente redujo su conciencia concentrándose en un pequeño dado que encontró en el suelo del campo y en torno al que inventó un juego. El estrechamiento del foco de atención es mucho menos patológico y más un recurso protector frecuentemente utilizado.

Los pacientes que no admiten la cercanía sienten que no tienen cura, tienen el corazón roto, su ser mismo y la relación con su cuerpo. Son exageradamente críticos de sí mismos y de los defectos de los otros. La cápsula autista significa la muerte de la mente: Cuando se borra la conciencia de los otros en tanto seres separados de los que tenemos necesidad, se borra el sentir del propio ser. Detrás de la barrera, hay una persona desvalida y desesperanzada que necesita ayuda terapéutica, aunque la idea de confiar en otra persona pueda despertar pánico y aversión. Tustin concluye sus reflexiones de este modo: una sensación de separación corporal es el corazón partido en el centro de toda existencia humana, y que por diversas razones algunas personas viven más ásperamente que otras. Si sobrevivimos, el pensamiento se vuelve más claro y se establece con mayor firmeza un sentimiento de identidad individual.