Valeria Villa

El último manuscrito de Freud

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa
Valeria Villa
Por:

Esquema del Psicoanálisis (1938) fue el último manuscrito de Sigmund Freud, publicado póstumamente en 1940. En hojas sueltas, huyendo de los nazis, en plena mudanza hacia Londres, enfermo de cáncer por más de una década, sintió la necesidad de resumir, repensar y replantear los asuntos sobre su teoría que consideró fundamentales. Freud nos ayudó a entender por qué algunas personas sufren más que otras. En ellas, el monto del trauma es significativamente más alto que en el resto: Por haber venido al mundo con una fragilidad biológica, por un medio ambiente en exceso hostil, por la combinación de ambos elementos.

El psicoanálisis nace como un intento para mitigar el sufrimiento, ayudando a los analizados a equilibrar las exigencias instintivas del ello, las demandas morales del superyó y restituir así la hegemonía del yo en la vida psíquica. Si el yo se debilita se perturba la relación con la realidad. Si el yo es fuerte, prevalece una coherencia con las exigencias de la realidad, del mundo real exterior.

Fortalecer el yo se logra mediante el autoconocimiento. Repetir, reelaborar, corregir es la descripción en tres tiempos del proceso de recuperación para el psicoanálisis clásico. El analista acompaña ese proceso pero no se adelanta a responder todas las preguntas del analizado, que tiene que llegar por sí mismo a las respuestas que le son esenciales para vivir. Este trabajo es de alta complejidad porque a veces el paciente no quiere curarse. Aunque parezca absurdo, necesita estar enfermo. Se ha acostumbrado a su forma específica de sufrir. Quizá cree que debe seguir enfermo porque no merece nada mejor. A veces el sufrimiento psíquico se convierte en enfermedad psicosomática. A veces se convierte en actos que ponen en peligro la integridad, que traen desgracias reales como accidentes graves.

El instinto de conservación está perdido en algunos pacientes que parecen buscar su autodestrucción, que inconscientemente se rehúsan a abandonar el lugar conocido. Freud habló de la viscosidad de la libido en algunos pacientes que no pueden abandonar sus fijaciones traumáticas. También destacó la importancia del mecanismo de la sublimación para transformar el sufrimiento y lograr la sobrevivencia del yo: Elevarse por encima de los instintos y utilizar las funciones intelectuales para el autocuidado y la autoconservación.

Freud tenía razón: algunos pacientes quieren ayuda pero se quejan del trabajo tan pesado que es analizarse, quieren curarse rápido y sin esfuerzo. A esta conducta Freud le llamó resistencia represiva o la necesidad de seguir enfermo.

Para los neuróticos la vida es más difícil, angustiante y dolorosa. Han fracasado en algunas tareas de la vida psíquica. Las neurosis son padecimientos del yo y surgen en parte del largo periodo de dependencia infantil, en el cual el niño tiene que satisfacer las demandas culturales representadas por la educación familiar. El niño deja de ser quien es para convertirse en lo que la cultura espera que sea. Desarrollar un yo fuerte es un ideal contracultural. El sometimiento es un mecanismo de adaptación sobrevalorado. Como siempre, los extremos producen patología: El hombre híper adaptado está medio muerto. El inadaptado radical se acerca peligrosamente a la locura o a la sociopatía.

La luminosa obra de Freud está compilada en 24 tomos que vale la pena leer antes de descalificarla como anacrónica. La teoría freudiana puede ser angustiante porque nos confronta con una realidad: Gran parte de nuestra conducta es inconsciente.