Valeria Villa

Simone de Beauvoir. Una biografía

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Emancipar a la mujer consiste en negarse a encerrarla en las relaciones que mantiene con el hombre, que no en impedírselas.

Simone de Beauvoir, El segundo sexo

Kate Kirkpatrick, profesora de religión, filosofía y cultura en el King’s College de Londres publicó con Paidós en 2019 Convertirse en Beauvoir. (Una biografía). La traducción al español se hizo un año después. Kirkpatrick intenta, entre otras cosas, derribar los mitos que rodearon a Beauvoir y a Sartre, que quizá no sea, como se les ha llamado, la primera pareja moderna de la historia. Lo que sí tuvieron fue una amistad intelectual que privilegiaban por encima de otras: “Era amistad más que amor, según le contó a Nelson Algreen en una carta, porque a Sartre no le interesa demasiado el sexo. Es un hombre cálido y animado, pero no en la cama”.

En una época en la que casi todas las mujeres aspiraban a casarse y a ser madres, Simone estudiaba filosofía y se convertiría más tarde en una de las intelectuales más importantes del siglo XX; sin embargo, no se salvó de la denostación a la inteligencia femenina que imperaba en su época. Simone muere en 1986 en París. Su obituario en el diario Le Monde destacó que su obra había sido más divulgativa que creativa.

“¿Y si, siendo mujer, tienes vedado ser quien eres? ¿Y si el llegar a ser tú misma supone al mismo tiempo un fracaso en lo que deberías ser, un fracaso como mujer o como amante o como madre? ¿Y si llegar a ser tú misma te hace objeto del ridículo, del desdén o de la vergüenza?” Estas preguntas sacudieron al mundo. Simone se atrevió a preguntarse qué significaba ser mujer. Su famosa frase no se nace mujer, se llega a serlo, es una autodescripción. Esta biografía se trata de cómo llegó a ser ella misma. En sus memorias, Beauvoir cuenta que teniendo 21 y Sartre 24, hacen un pacto de amor esencial que les permitía tener amores contingentes. Este trato fue idealizado por el mundo intelectual que los rodeaba y por otros biógrafos. Ella llegó a escribir que no era filósofa sino escritora. Que el filósofo era Sartre. Con esta definición de sí misma, ilustra una de las principales denuncias de El segundo sexo: “Ninguna mujer ha vivido una vida exenta de convencionalismos y prejuicios”.

Al revisar las cartas y diarios que se publicaron después de su muerte, queda claro que sostuvo relaciones muy importantes y quizá mucho más apasionadas con otros hombres y mujeres. La vida de Simone quedó siempre en un segundo plano por estar tan cerca de Sartre. La influencia que tuvo en la obra de él fue desestimada. También fue descalificada por su falta de originalidad. Esta crítica sigue usándose hoy en día contra las escritoras. Simone no cesó de hablar de los mitos de los hombres respecto a las mujeres, que impiden considerarlas como artífices de sus vidas, como seres humanos que toman decisiones y desarrollan proyectos de vida. Los hombres no estaban sometidos a los mismos ideales que las mujeres. Kirkpatrick plantea que es muy posible que la gran historia de amor del siglo XX fuera en realidad la historia de una amistad. Que pensar que Simone fue víctima de Sartre es suponer que las mujeres, en el fondo, aspiran a una monogamia para toda la vida. “Bell Hooks sostiene que Beauvoir consintió pasivamente que Sartre se adueñase de sus ideas sin citar siquiera la fuente”.