La casa azul

La casa azul
Por:
  • danielalonso-columnista

Poco a poco, el futbol mexicano se ha pintado de azul en este último semestre de 2018. La mayoría de los aficionados al Cruz Azul se resisten a creerse el cuento estilo Pedrito y el lobo  de que su equipo puede coronarse como el mejor de la Liga. Después de casi 21 años de ilusiones rotas, resulta normal escuchar esas voces grises y desencantadas.

Pero después de varios años en ese mundo, tal vez inconscientemente el club, jugadores y aficionados que vivieron el “subcampeonísimo”, y luego los años en los que el equipo ni siquiera calificaba a la Liguilla, lograron desactivar esos fantasmas que los alejaban del éxito. Comenzaron a disfrutar del futbol, comenzaron a disfrutar nuevamente del juego, y cuando uno lo hace sin ambicionar la victoria, es más cerca llegar a ella.

Sumado a todo este proceso de desapego y manejo de la frustración, el Cruz Azul nuevamente ha encontrado la brújula de un equipo que no le teme al éxito. Lo demostró en la final de la Copa, donde superó sin sobresaltos al Monterrey en su propio estadio, con la actitud de un equipo grande. Por el contrario, el equipo rayado parece haber caído en el mismo mal de La Maquina de hace tiempo y ahora, a pesar de tener una de las mejores plantillas del futbol mexicano, no puede concretarlo con títulos.

El club celeste redondeó la semana confirmando que Ciudad Universitaria es su otra casa, donde registra únicamente dos derrotas ante los Pumas en la era de los torneos cortos en México. Sufrió, sí, pero las “cruzazuleadas” han pasado de moda; y por si faltara algo, le robó el liderato general al América. El próximo sábado en el estadio Azteca, frente a Lobos, podría sellar una gran temporada como local en su nuevo hogar de manera invicta y dejar a tiro de piedra la cima del campeonato.

Pareciera que, en esta nueva faceta de la mano de Ricardo Peláez en los controles administrativos, y de Pedro Caixinha en la parte deportiva, han entendido todo lo que significa la playera azul, y, por supuesto, el mérito que se merece  Billy Álvarez, quien logró delegar el control del equipo y renunciar de cierto modo a la obsesión de ser el mejor.

De este nuevo proyecto, sus creadores se expresan casi como si fuera una obra de arte, con la óptica artística de una Frida Kahlo, quien expresó a través de su diario personal con un dibujo en acuarela en una paleta de colores, y describía lo que le hacía sentir cada uno; sobre el azul plasmó “electricidad, amor”. La casa de Kahlo, situada en Coyoacán, permanece con esa tonalidad que ella eligió.

Como si tuviera esa sensibilidad de un artista, Caixinha parece tener las palabras exactas. Ha construido un discurso realista, pero ambicioso, y la promesa de querer permanecer en Cruz Azul, hasta que se convierta en el más exitoso del futbol mexicano, enamora a muchos. Pero en el futbol como en el arte, la gloria y la tragedia está dividida por una delgada línea. Ya veremos el desenlace de esta historia.