Dvořák / Sinfonía del Nuevo Mundo

Dvořák / Sinfonía del Nuevo Mundo
Por:
  • carlos_olivares_baro

Antonin Leopold Dvořák (Nelahozeves, Bohemia, Imperio Austrohúngaro, 1841 – Praga, Bohemia, Imperio Austrohúngaro, 1904), músico posromántico que, desde la raigambre de la música de su natal Bohemia, conformó un universo sonoro de proyección internacional. Himno Patriótico y Danzas Eslavas –ambas composiciones de 1873—lo llevan a ser considerado figura cardinal del Nacionalismo Musical Checo: seguidor inmediato de Bredrich Smetana (1824 – 1884). Pero, Antonin Dvořák es el primer compositor checo reconocido y  glorificado fuera de su país natal.

Sinfonía del Nuevo Mundo: una de las composiciones más populares del repertorio posromántico/nacionalista: Antonin  Dvořák la concibe a partir de una petición de Jeannette Thurber, mecenas fundadora del Conservatorio Nacional de Música con sede en Nueva York.  Dvořák fue director de esa institución durante dos años (1892 – 1894). El 16 de diciembre de 1893 la Filarmónica de Nueva York, bajo batuta del maestro Anton Seidl, estrenó en el Carnegie Hall la sinfonía que nos ocupa.

“Temas originales imbuidos de las peculiaridades de la música indígena y lo he desarrollado con todos los recursos modernos de ritmo, armonía, contrapunto y color orquestal”, puntualizó el compositor de Bohemia como repuesta a las críticas por la falta de legitimidad de las ideas temáticas, conformidades y sonoridad manejadas en ésta, su Sinfonía No. 9. Cuatro movimientos (Adagio-Alegro Molto, Largo, Scherzo: Molto vivace, Allegro con fuoco) en simetría (dos resueltos/rápidos en los extremos; lento y Scherzo con trío en la distribución  interior) que repite el modelo beethoveniano de equilibrio estructural sinfónico (presente en Sinfonía 1 a la Sinfonía 8: el autor de Fidelio realiza cambios sustanciales en la Novena).

Adagio de tensa tranquilidad interrumpida por una apelación de las cuerdas con réplica en la fuerza de timbales y vientos hasta la irrupción del motivo danzante del Allegro: leit motiv de la pieza. Segundo movimiento: fragmento perfecto y fascinante de la música de concierto occidental: Largo, gobernado por un lirismo que el corno inglés edifica desde doloroso y dulce canto. Movimiento seductor de arropante hermosura en el que flautas y oboes configuran conformes de vigorosa abstracción.

Menguadas mutaciones de las cuerdas en melancólicas rotaciones del Allegro que remata con ‘tutti’ categórico del motivo danzante. Atmósfera desolada que los metales acogen en un ‘diminuendo’ absorbente en el remate. Scherzo que nada tiene que ver con zapatees de pieles rojas como muchos han dicho; sí, una danza de vivo colorido con ciertas reminiscencias americanas en el trío. Vuelta del motivo del Allegro inicial en traslaciones que se convierten en coda. Allegro con fuoco, cuarto movimiento, de raigambre muy popular que los metales exponen con arrobada solemnidad. Clarinete enunciando motivaciones líricas de tristeza manifiesta hasta un subtema dancístico, suerte de marcha, de arrojada animación instrumental. Final  dvořákiano brillante y equilibrado: sin carga dramática gratuita. / El conductor Rafael Kubelik, muy preciso, sobre todo, en los pasajes de los solos instrumentales. Obra maestra indiscutible del sinfonismo posromántico.

Ficha:

Sinfonía del Nuevo Mundo/ Antonin Dvořák

Artista: Orquesta Sinfónica de La Radio Bávara

Género: Clásica / Posromanticismo

Disquera: El País

http://www.youtube.com/watch?v=vHqtJH2f1Yk