Downton Abbey

Downton Abbey
Por:
  • eduardo marin

Sagaz, de brillante narrativa, con un admirable nivel de constancia de calidad, la británica Downton Abbey (seis temporadas, de 2011 a 2016) ha sido una de las mejores series de la historia de la televisión. Profunda crónica social de inicios de siglo XX, lúcido testimonio humano. Ahora, tres años después de concluida la serie, su versión cinematográfica nos ofrece un relato que conserva sus mejores cualidades: eficaz, inteligente, siempre atrayente, de continuos giros sorpresivos, tiene el mérito de salir bien librada del gran reto que implicaba trasladarla a la pantalla grande.

Su trama, ubicada en 1927, posterior cronológicamente al final de la serie, es coherente y armónica con su historia.

Si el resultado es afortunado es porque tuvo el buen tino no de intentar un compendio de la historia televisiva, lo que hubiese resultado tan riesgoso como disperso, sino de abordar una línea narrativa diferente, pero con los mismos personajes, conservando su esencia argumental. No es necesario haber visto la serie para disfrutar la película, porque el relato que nos cuenta vale por sí mismo, es cálida, fresca, ingeniosa y relevante como espejo de una sociedad en continua evolución. En los detalles, en las frases, en los diálogos, hay una sutil pero valiosa revelación de los cambios tecnológicos, políticos, ideológicos. Evita la disgregación y la confusión en que cae El camino, la innecesaria y fallida secuela de Breaking bad, disponible en Netflix.

Estamos frente a uno de los mayores aciertos en llevar al cine una serie de TV, de adaptarla a las características de tiempo y recursos expresivos fílmicos. Donde fracasaron populares programas ya sea de acción como Miami vice, Starsky & Hutch o Los ángeles de Charlie, de ciencia ficción (X files), de romance (Sex and the city), comedias como Los Beverly ricos o dramas como el caso reciente de Breaking bad, funciona Downton Abbey, al mantener el perfil de los personajes como referentes del contexto de la época.

Si el ejemplo claro de una brillante serie adaptada de una película lo es Mash (1970), Downton Abbey es un ejemplo de lo inverso, como lo fue también El fugitivo (93). Los casos más ilustrativos, porque además han probado ser popularmente exitosos, son Star trek y Misión imposible, que funcionaron porque mantuvieron el esquema argumental de las series y se han convertido en eternas sagas fílmicas, con 13 y seis películas, respectivamente, hasta el momento.

Uno de los mayores atributos en Downton Abbey, al igual que en la serie, es el sobresaliente reparto, con prácticamente todos los mismos actores, incluyendo la magnífica Maggie Smith, de 84 años, seis veces nominada al Oscar y dos veces ganadora como actriz de reparto, una de las grandes actrices de siempre.

*La anécdota en la que se basa la película surge de la historia real

de la visita del rey Jorge V (abuelo de la reina Isabel) a la mansión Wentworth Woodhouse en Yorkshire.