En memoria de Buñuel

En memoria de Buñuel
Por:
  • eduardo marin

Hoy, hace exactamente 120 años, nació en Aragón uno de los grandes genios de la historia cinematográfica: Luis Buñuel, a quien le tenemos una enorme gratitud porque le dejó al cine mexicano varias de sus mejores obras. Entre ellas, la que en mi opinión es la mejor de nuestra historia fílmica: Los olvidados, que filmó en 1950 en sólo tres semanas. Así también la consideraba Carlos Monsiváis, quien era un cinéfilo apasionado.

Buñuel es el padre del surrealismo y su contribución al cine mundial fue crucial. Alfred Hithcock lo consideraba el mejor cineasta que ha existido. A los 28 años de edad irrumpió en la escena internacional y causó sensación con el impactante corto Un perro andaluz. Junto con su entonces gran amigo Salvador Dalí, escribió el guion en una semana, siguiendo una regla muy simple: no aceptar ninguna idea que pudiera dar lugar a una explicación racional. Juntos escriben también La edad de oro, una historia de amor loco. Tras la llegada al poder de Franco, se va a Nueva York, donde trabaja en el Museo de Arte Moderno. En 1947 Llega a México contratado por el poderoso productor Oscar Dancingers para dirigir Gran casino, con Jorge Negrete y la argentina Libertad Lamarque. Aunque se le impusieron concesiones comerciales supo dejar su huella en detalles fuera de lo convencional. Su etapa mexicana se cierra en 1965, con Simón del desierto, que acabó siendo un mediometraje de 42 minutos, pero ya muy propio del universo y las obsesiones del cineasta. En total, dirigió en nuestro país 20 películas en 18 años. De mi lista de los 20 mejores filmes mexicanos, cuatro llevan su firma: Los olvidados, El ángel exterminador, Nazarín y Él.

En su etapa final francesa, donde volvió al surrealismo, recibió el reconocimiento de la Academia de Hollywood: El discreto encanto de la burguesía ganó en 1973 el Oscar a Mejor Película Extranjera y Él fue nominado a Mejor Guion, al igual que en su último filme, Ese oscuro objeto del deseo.

Su filmografía es de una gran riqueza. Con pocos recursos y condiciones adversas, su cine es de enorme dignidad. Crítico agudo de la burguesía y la religión, catalizó el poder de la imaginación para mostrar las complejidades de la naturaleza humana.

Mis cinco películas preferidas de él son Viridiana, Los olvidados, El discreto encanto de la burguesía, El ángel exterminador y Bella de día.

Una cosa lamento, dijo: no saber lo que va a pasar. “Una vez muerto, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegar a un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con los periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba”.

Luis Buñuel falleció en 1983 en la Ciudad de México, a los 83 años.