La (no) rifa y el (no) sorteo

La (no) rifa y el (no) sorteo
Por:
  • eduardon-columnista

El miércoles pasado, un centenar de empresarios y personal de la Lotería Nacional se dieron cita en Palacio Nacional para atender una cena convocada por Andrés Manuel López Obrador, para participar en la compra, al por mayor, de billetes de lotería del sorteo conmemorativo con motivo de la venta del avión presidencial.

Si bien el menú fue sencillo —tamales y chocolate—, a decir de los asistentes a la cena, la cuenta les salió bastante cara, pues se les invitó a comprometerse, de manera voluntaria, a adquirir boletos para el sorteo del avión, por montos que oscilaron entre 20 y 200 millones de pesos —apoyos en efectivo que, además, no serán deducibles de impuestos—.

Entre los empresarios asistentes trascendió que el apoyo fue sugerido y sin presión alguna por parte del anfitrión. Algo así como la poca presión resultante de la invitación a una boda, en donde, de antemano, te aclaran que tu presencia es lo más importante; pero te sugieren que cualquier presente que gustes brindar, lo deposites en efectivo directamente en una cuenta bancaria, para que los contrayentes lo administren como mejor consideren.

Para el caso, qué mayor compromiso y presión que dejar registro —mediante una constancia firmada — del monto con el que cada uno de los presentes apoyaría, so pena de pasar a la lista negra de los indecisos, de los osados a ofrecer montos menores a los sugeridos, o de los negados a firmar la carta compromiso.

Por otro lado, no es menos relevante que la rifa del avión presidencial haya sido únicamente el pretexto de la convocatoria, cuyo verdadero fin era asegurar la recaudación de dos mil millones de pesos entre los asistentes, en beneficio de la Asistencia Pública y para solventar la escasez de recursos que aqueja a diversas áreas del sistema de salud.

La realidad es que no se llevará a cabo ninguna rifa y —como ha trascendido en días anteriores — quien resulte ganador del premio mayor del sorteo de la Lotería Nacional, tampoco se llevará el avión. Lo que es más; de acuerdo a algunos de los presentes, el propio López Obrador refirió que se espera que la venta de la aeronave tenga lugar en algún momento, dentro de los siguientes dos años.

No es la primera vez que por instrucciones del titular del Ejecutivo, se convoca a grupos empresariales del país para apoyar diversas causas o proyectos. Es una práctica replicada sexenio tras sexenio, sin importar el partido en turno. A final de cuentas, el apoyo empresarial es necesario y —bien aplicado y administrado — resulta un buen aliado para cualquier Gobierno.

Lo que resulta absurdo es el empeño de la actual administración en sacar raja política con la falsa rifa del avión presidencial. Pareciera que son pocas las necesidades verdaderamente urgentes en el país, como para armar un mitote con tómbola, niños gritones y el pretexto de un sorteo que no se va a hacer y un premio que no se va a entregar, con tal de obtener apoyo en efectivo de los empresarios más importantes del país.