Ejército es igual a paz y seguridad

Ejército es igual a paz y seguridad
Por:
  • Carlos Urdiales

Ecuación resultante del análisis que el Presidente electo y su equipo hicieron sobre los problemas más sensibles para el pueblo; inseguridad, violencia, miedo e impunidad.

El plan nacional para la paz y seguridad que presentó Alfonso Durazo, próximo secretario de Seguridad, junto al General Luis Crescencio Sandoval, futuro titular de la Defensa, apuesta a que soldados, marinos y federales unidos, traerán de vuelta certezas básicas sobre la vida, extraviadas hace lustros.

El Presidente electo reconoce que la Policía Federal no está consolidada que, con honrosas excepciones, adolece de profesionalismo e integridad, que con 20 o 30 mil efectivos operativos, de los 40 mil que la integran, no ha podido, ni puede, responder a esa demanda social.

La opción que encontró el próximo gobierno fue recurrir a lo que criticaba en el pasado; a la militarización del país como dique de contención; estrategia disuasiva contra la multifacética delincuencia que azota a la nación; soldados, marinos y policías federales van a formar una Guardia Nacional bajo el mando del general secretario de la Defensa. Con acompañamientos burocráticos civiles, pero la cadena es clara, será un cuerpo de armas.

El Presidente electo, inminente comandante supremo de toda fuerza federal, pide confianza, promete que jamás ordenará reprimir al pueblo (¿quién sí lo ha hecho?) empero reconoce que la paz y la seguridad sólo pueden ser fruto de un esfuerzo nacional coordinado, por eso hay que dividir el país en 266 áreas; por lo pronto, sólo pueden operar 150, que estarán donde más violencia existe.

Todo plan requiere dinero, mucho dinero y más personal, mucho más personal. La Guardia Nacional, eje vertebral, requiere de por lo menos 50 mil nuevos reclutas, que por las puertas del Ejército y Marina, comiencen a formarse y cumplir con probidad, lo que el país clama. Con el tiempo, podrían sumar 250 mil los nuevos guardianes de la paz.

El Presidente electo fue prolífico explicando que todo su plan transita por impartir justicia, construir más oportunidades para los jóvenes, procurar el modelo de familia mexicana tradicional, donde se ejercita la solidaridad que constituye el núcleo social, con principios y valores culturales propios; sin embargo, Andrés Manuel López Obrador acepta que sin el respaldo de soldados y marinos, no hay manera de concebir lo demás.

El plan del Presidente electo tiene una ruta clara y un camino difícil. La Suprema Corte de Justicia de la Nación acaba de tumbar la Ley de Seguridad Interior que buscaba dar, por fin, marco legal al quehacer de soldados y marinos en tareas de seguridad pública. Los ministros concluyeron que la norma era anticonstitucional, al asignar funciones no especificadas en la Carta Magna a esos cuerpos.

Por eso López Obrador insistió en que la Guardia Nacional tiene antecedentes jurídicos en la Constitución vigente, incluso en la de 1857, las raíces jurídicas están ahí dijo el Presidente electo, ante nubarrones jurídicos que seguramente vendrán. Hay quienes critican el plan de paz por regresivo, otros que apuntan que al final iniciaremos donde comenzó el sexenio de Felipe Calderón.

El futuro gobierno defiende su estrategia, la concibe diferente, más integral, mejor articulada. El tiempo y los presupuestos destinados permitirán hacer valoraciones objetivas, métricas claras, pero también críticas fundamentadas y juicios sociales implacables. Porque a partir del 1 de diciembre, la cuenta de muertos y delitos impunes le será acreditada a la 4T.

El plan de paz requiere reformas legales que la mayoría de Morena y aliados deben procesar de inmediato; la encaminada nueva Ley Orgánica de la Administración Pública Federal ofrece la arquitectura institucional indispensable, nuevas dependencias y organigramas; el presupuesto 2019 busca recursos y partidas para financiar las demandas operativas del programa.

Finalmente, el Presidente electo anunció el viraje gradual, pero radical, en la concepción de las Fuerzas Armadas federales, un nuevo Ejército, uno de paz.

Semejante transición consumirá varias generaciones; cambiar la realidad en materia de seguridad y justicia, es una demanda que no tolera plazos largos; hay quienes ofrecen resultados a tres años, otros antes. Al final la ecuación es: Ejército (Guardia Nacional) igual a paz y seguridad.