El estilo personal de gobernar

El estilo personal de gobernar
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Una prueba de que con López Obrador las cosas van a ser diferentes es la cancelación del proyecto Texcoco. Más allá de que guste o no la decisión, el Presidente electo dejó en claro cómo va a gobernar y de qué elementos se va a valer para tomar sus decisiones.

Poco importó que la consulta tuviera irregularidades en diseño y representatividad. Desde un principio López Obrador hizo saber que para él Texcoco era “faraónico” y que no cabía en un “país con la pobreza que tenemos”. No engañó a nadie. No simpatizó nunca con el proyecto. Lo que dijo que iba a hacer, pero a la mera hora no hizo, fue ser objetivo e imparcial.

El hecho que haya dejado en blanco su boleta en la consulta no omite lo que a lo largo de su campaña y como Presidente electo hizo. Fue un severo crítico del proyecto Texcoco, al igual que algunos de los integrantes de su futuro gabinete. No optó por ninguna de las dos opciones pero su “trabajo” lo había hecho.

Ayer, López Obrador trató de atemperar los ánimos; sin embargo, por lo menos entre los empresarios, no lo logró. No se vislumbra un rompimiento, el presidente del CCE lo dijo, pero es evidente que los ánimos no están en buen momento y quizá sea sólo al paso del tiempo lo que acomode, en algún sentido, las cosas.

Lo que no le conviene a López Obrador es que se le vayan sumando agravios. Hace bien en hacer valer su idea de que “ahora las cosas van a ser diferentes y que más vale que se vayan acostumbrando”.

Sin embargo, el desgaste lo puede llevar a que el país se divida, hecho que no debiera soslayar a pesar del claro y contundente mandato de las urnas.

A nuestro país le puede pasar lo que están viviendo otras naciones de la zona, señaladamente Argentina, Venezuela y Brasil, que desde ayer va para allá, y el propio EU. Cuando se voltea la cara los caminos para la cohesión, comunicación y unidad se transforman en enfrentamientos sin posibilidad de reconciliación.

Estos días se ha dado un fenómeno que presumimos se agudizó con la consulta. Se ha desatado en las redes un clima de violencia verbal, cercana a los odios manifiestos, que colocan a López Obrador en el centro. El asunto es de enorme seriedad porque desde ellas, muchas de las veces desde el vil anonimato, se ataca rudamente a aquellos que no están con López Obrador o que ejercen su derecho a la crítica.

Este clima ha ido creciendo. El resultado de la consulta hasta cierto punto ha envalentonado a quienes estaban por la opción de Santa Lucía. Detrás de muchas de las cosas que se expresan en las redes aparece una especie de espíritu de venganza, cargada de insultos que llegan a lo social.

López Obrador despierta todo tipo de pasiones. Es el centro de las conversaciones de la sociedad y se lo ha ganado a pulso.

Lo que es cuestionable es que no aprecie que a pesar del gran ejercicio que fue la consulta, ésta no puede ser el único referente para tomar una decisión de gran relevancia, siendo que estuvo definida por una serie de irregularidades. No lo puede pasar de largo por más que defienda el proceso y “nos vayamos acostumbrando”; atenderlo fortalece su decisión.

Con López Obrador vamos a ver y a vivir lo que nunca hemos visto en el país, ya se está encargando de ello. La clave va a ser cómo lo va a hacer. A menudo pasa de ser gobernante, a volver a ser candidato para terminar llenando de sarcasmos e ironías a quienes no piensan como él.

Viene una larga batalla política y legal. El asunto no ha terminado; sin embargo, somos de la idea de que  difícilmente se le va a dar marcha atrás.

Lo que sí es un hecho es que las consultas a futuro no pueden terminar bajo el síndrome del “me canso ganso”.

RESQUICIOS.

Una gran y afortunada decisión fue la que tomó la futura titular de Gobernación al nombrar como director del Instituto Nacional de Migración, INM, al Dr. Tonatiuh Guillén. Al exdirector del Colef se le aplica aquello de “sabe como hacerlo”. Es sensible, solidario, y tiene el pulso de las dos fronteras.