El linchamiento: Justicia o venganza
Las conductas humanas son una respuesta a nuestro entorno y sus circunstancias; es la manera en que decidimos comportarnos ante un acontecimiento. En este sentido, linchar es una decisión; una conducta profundamente violenta e irracional.
El linchamiento no es nuevo en nuestro país; su característica es la de una multitud que golpea violentamente a una persona o personas, por un “supuesto rumor de un ilícito” o “la evidencia de un delito”, en donde la muchedumbre enfurecida toma la justicia por su propia mano. Es decir, no espera a que la persona sea juzgada por un tribunal, y dicen hacerlo como una respuesta a la inseguridad, y desde ahí, validan su crimen.
Los linchamientos son actos brutales, pues tienen como único fin matar a la persona, ya sea a golpes o quemada. No importan el ilícito o las pruebas de inocencia; se convierte en un acto de “buscar venganza”, se pierde el control y la saña se adueña del momento, en el que las personas involucradas acaban manchadas de sangre, con el orgullo de creer han hecho justicia y no un crimen, y así se van a dormir, sin remordimiento y dispuestas a repetirlo, si fuera necesario. Incluso colocando mantas a la entrada de las colonias, que nos recuerdan a Gabriel García Márquez, en Crónica de una muerte anunciada. “Si entras a robar, te linchamos”.
Tras el acto de linchar, siempre el grupo responde con una justificación sobre la ausencia de seguridad y justicia, sobre el hartazgo de la impunidad y la corrupción de los cuerpos policiacos; pero en muy pocos casos pueden describir la culpa de quien lincha o quien soltó el rumor. Convirtiendo así el acto de supuesta “justicia” precisamente en lo que critican; un acto de poder en total impunidad. Un uso y costumbre a la luz de las autoridades.
Conforme al informe de la CNDH, los linchamientos han tenido un crecimiento desde 2015. En 2016, el incremento respecto a 2015 fue de 37%; en 2018 reportó un repunte de 190% respecto a 2017, al pasar de 60 a 174 casos. En cuanto a las personas víctimas de linchamiento, fallecidos y lesionados, el incremento en ese año fue de 146%, al pasar de 110, en 2017, a 271, en 2018. Y durante los primeros cinco meses de 2019 se han registrado 67 casos de linchamiento, con 107 víctimas.
En la Ciudad de México, el robo, el secuestro y abuso sexual son las principales acusaciones que justifican los linchamientos, con tres casos en 2017, 18 en el 2018 y a la fecha, con 27. Estas conductas de linchamiento se dan principalmente en las alcaldías más alejadas del centro de la ciudad, como: Xochimilco, Álvaro Obregón, Milpa Alta, Iztapalapa, Cuajimalpa y Tlalpan.
A la voz de “te vamos a linchar” hoy también la CDHDF reporta que estos actos de linchamiento pueden ser premeditades. Es decir, para “deshacerte de alguien que te la debe”, pues sólo basta con gritar: ¡deténganlo es un ladrón!, para que la turba enardecida linche y mate.
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