Entre el ejercicio democrático y la imposición

Entre el ejercicio democrático y la imposición
Por:
  • javier_solorzano_zinser

Por más que la consulta sobre el nuevo aeropuerto tenga sus serios cuestionamientos, no puede dejar de considerarse como parte de lo que el nuevo gobierno está buscando. A través de mecanismos como la consulta se quiere conocer, de manera directa, qué es lo que piensan y quieren los ciudadanos en asuntos que les competen, los cuales tienen que ver con la gobernabilidad del país.

La atribulada consulta que hoy inicia puede ser igualmente piedra de toque o un muy mal inicio que termine marcando el sexenio. La relación entre gobernantes y gobernados se ha anquilosado y desgastado ha dejado de ser efectiva y productiva.

De suyo existe una complejidad real y tangible para esta comunicación, pero en los últimos años, no pocos por cierto, los gobiernos y los Congresos, con todo y su representatividad democrática, han dejado de tener el conocimiento y sensibilidad para medir la temperatura de la sociedad.

Las consultas no son la panacea, pero son mecanismos que ayudan a la gobernabilidad. Son utilizados en muchos países, que los tienen constitucionalmente establecidos. Son parte de su democracia y se han ido educando en ello. Hay naciones en el mundo que llevan a efecto consultas anuales a nivel nacional.

López Obrador se ha propuesto hacer consultas de todo aquello que particularmente le genere dudas. Detrás de ello puede estar no querer tomar decisiones que le puedan traer consecuencias a su gobierno y a su imagen; o también, las dos caben, una genuina actitud democrática que busca mayor participación que derive en decisiones colectivas.

La votación del 1 de julio tuvo que ver, entre otras cosas, con el hartazgo hacia los gobiernos del PRI y del PAN y, sobre todo, con sus formas de decidir en el ejercicio del poder, lo que incluye al Congreso.

La sociedad votó para echar a unos, pero, de paso, quizá esto sea lo más importante, para que el nuevo gobierno haga las cosas de manera diferente. No sólo se trata de imaginar un nuevo gobierno; se trata, sobre todo, de que los ciudadanos puedan ver que existen nuevas formas de ejercer el poder, lo que al menos amaine la desesperanza y el hartazgo social.

Detrás del voto también estaba, y está, la exigencia de que la sociedad sea considerada como sujeto activo y se le rindan cuentas. López Obrador, como opositor que fue durante muchos años, lo sabe, y suponemos que en la gira que está llevando a cabo, la cual ha llamado de “agradecimiento”, habrá entendido que una cosa es ser candidato y opositor, y otra, ser Presidente electo, a quien ahora le llegan otras demandas y exigencias.

La construcción de nuevas formas democráticas es el gran reto. No se puede ser nuevo gobierno haciendo lo mismo que los gobiernos anteriores; hablamos de fondo y forma. Sin embargo, también resulta un sinsentido llegar y suponer que el país debe partir de cero, como si la verdad de las cosas estuviera del lado de quien llega.

La consulta sobre la construcción del nuevo aeropuerto hay que verla bajo este entorno. De por medio está una gran decisión, sin duda de enorme trascendencia; pero también están en juego las convicciones democráticas del nuevo gobierno.

Si no se ha entendido así, se vendrán las funestas complacencias y una serie de graves consecuencias, quizá irreversibles, sin haber entrado formalmente a la cancha.

Está en juego la búsqueda de la mejor opción para un nuevo aeropuerto, pero también las formas y convicciones democráticas que quiere construir el gobierno de López Obrador.

La consulta es vinculante, pero es claro que él, y sólo él, va a decidir. Lo que importa es con qué criterio lo va a hacer y hasta dónde van a llegar sus convicciones democráticas.

RESQUICIOS.

Ayer, EU tuvo una nueva embestida de lo que a menudo provoca. El problema es que ven al “enemigo” fuera de sus cuatro paredes y siguen sin verse en su propio espejo.