Esperanza en occidente

Esperanza en occidente
Por:
  • gabriel-morales

Después de dos años de zozobra, esta semana me regresó la esperanza. No fue un solo suceso, sino una combinación de factores los que me hacen pensar que es posible detener la ola del autoritarismo de derecha que recorre Occidente.

Lo primero que veo suceder es que, como era de esperarse, las soluciones mágicas que ofrecieron los líderes de derecha a sus electores no tienen sustento real. En Gran Bretaña las encuestas muestran que la mayoría de la población votaría en estos momentos por permanecer en Europa y por un nuevo referéndum; cada vez le es más claro a los británicos que la campaña del Brexit no fue sino una sarta de mentiras y promesas incumplibles.

Lo mismo sucede con el muro de Trump, una política sin sentido práctico que comenzó como una figura lingüística y terminó siendo la única política pública que el presidente (además de bajar impuestos a los ricos, por supuesto) busca avanzar. Trump, atrapado en su propia red, no ha aprobado el presupuesto (porque los demócratas no han cedido dinero para su muro) y tiene congelado al gobierno federal y el salario de miles de trabajadores de Estado a quienes se les está acabando la paciencia.

El segundo factor es que los dos problemas centrales detrás de la ola del populismo de derecha, el terrorismo islámico y la ola migrante, parecen por el momento contendidos; no sólo los números de migrantes se han reducido drásticamente, sino que el Estado Islámico es ahora tan sólo una sombra de sí mismo. Tercero están los resultados electorales.

En Holanda y en Alemania la derecha extrema no tuvo los logros esperados, en Estados Unidos los demócratas arrasaron en la Cámara de Representantes y, la victoria más alentadora de todas, en Polonia el partido gobernante perdió casi la totalidad de las elecciones locales y a alcaldes y parece condenado a perder las próximas elecciones nacionales.

Para los polacos, que no han visto hordas de refugiados, como les auguraron, parece que las campañas de odio están perdiendo su efecto. Esto no quiere decir que estos partidos vayan a desaparecer; en realidad seguirán siendo parte central del debate político. Sin embargo, es muestra de que se les puede contener y vencer en las urnas. La ola de autoritarismo de 1930 arrasó a Europa pues las instituciones democráticas se mostraron incapaces de contenerla.

El futuro de la democracia en Occidente va a depender de la capacidad institucional de cada país. Estados Unidos, que tiene una democracia sólida y funcional, probablemente sobrevivirá a Trump y dará espacio para un cambio radical. En los casos de democracias como Polonia o Hungría el cambio es más urgente; pues es probable que sus instituciones no resistan y que de no haber alternancia pronto la derecha extrema podrá cooptar el poder para las décadas vinientes.