Ficción y realidad

Ficción y realidad
Por:
  • leonardo-nunez

La línea entre la ficción y la realidad a veces es borrosa y, más que dos universos separados, en una gran cantidad de ocasiones logran acomodarse en el mismo lugar.

Si hubiera alguna comparación, sería como la difícil frontera entre Holanda y Bélgica en las poblaciones de Baarle Nassa y Baarle-Hertog: dentro de Bélgica hay 7 enclaves que son parte de la nación holandesa, pero que están completamente rodeados por territorio belga, mientras que dentro del poblado de Bélgica hay 22 territorios que pertenecen a Holanda. Las fronteras entre ambas naciones dibujan extrañas líneas en el suelo a lo largo y ancho de los poblados, con curiosas situaciones como casas o establecimientos atravesados por la línea fronteriza y que, por lo tanto, están en los dos países.

La terca y violenta realidad de la historia humana alrededor del poder se ha combinado para crear una de las obras de ficción con mayor revuelo en años recientes: Game of Thrones. Una serie de novelas inspiradas en la Guerra de las Rosas entre los York y los Lancaster por el trono de Inglaterra en el siglo XV, combinada con productos de la imaginación clásica como los mundos de Tolkien, han creado una obra de ficción que ha puesto a millones de personas al filo de sus asientos por ocho años y que ha llegado a su fin. La realidad ayudó a crear una ficción que acabó impactando en la vida de las personas.

Éste es uno de los ciclos que, siguiendo la obra de Yuval Noah, tal vez forme parte de una de las pocas particularidades que tenemos como especie: creer colectivamente en cosas que no existen, productos de la mente humana, que se sostienen sólo porque las aceptamos y les damos valor, como es el caso del dinero, las religiones o hasta la idea misma de los derechos inherentes.

A diferencia de realidades empíricamente verificables, en las ficciones puede construirse lo más inverosímil imaginable y lanzarlo a la realidad para tratar de afectarla. Y justamente aprovechando esta posibilidad es que en la política global los vasos comunicantes entre la ficción y la realidad cada vez se ensanchan más. Ante la información respaldada en métodos científicos que puede resultar incómoda, la construcción de los hechos alternativos, los otros números o el desprecio discursivo a la técnica se convierten en ficciones que tienen la capacidad de enfrentarse a la realidad y hasta sustituirla cuando la gente comienza a creer en ellas. En las ficciones de la política se inventan extrañas amenazas externas, intolerables enemigos internos, intrincadas conspiraciones o pasados gloriosos que justifican el desvanecimiento de la frontera con los hechos para apropiárselos, para modificarlos. Y, a veces, esto es posible. La extraordinaria maquinaria perfeccionada en diversas latitudes para la fabricación de noticias falsas nos ha puesto a la merced de la ficción no sólo en los sillones de nuestras casas frente a los televisores, sino en la vida diaria, en el espacio público y en la política.

P.D. Lo que no es una ficción es el 10º aniversario de este periódico que, en una feliz coincidencia, generosamente me abrió las puertas hace 5 años. ¡Enhorabuena y que vengan muchos más!