FMI: Diagnóstico cauteloso

FMI: Diagnóstico cauteloso
Por:
  • arturov-columnista

Uno de los documentos de elaboración externa, con un impacto importante en el medio económico mexicano, es el referente a la “Consulta del Artículo IV” del Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual, elaborado con un impecable análisis técnico, proporciona el diagnóstico y perspectivas de la economía mexicana. Por las expectativas de cambios importantes en el quehacer de las políticas públicas de la próxima administración, este documento cobra particular relevancia.

En primer término, y como es de esperarse, el FMI aplaude las políticas que han implicado una estabilidad macroeconómica, con progresos importantes en la consolidación fiscal. Básicamente enfatiza el freno reciente al aumento en la deuda pública, a la vez que reitera su beneplácito por las reformas estructurales. Así, en la visión del organismo internacional, estas consideraciones implican una entrega por parte del actual gobierno, de la economía estable y resiliente a la próxima administración. En paralelo, el FMI también destaca el compromiso del próximo gobierno de mantener las finanzas públicas sanas, respetar la autonomía del banco central, a la vez que ratifica los beneficios del nuevo acuerdo comercial de México con Estados Unidos y Canadá.

Hacia adelante, las proyecciones del FMI son, a mi juicio, moderadas y cautelosas; aunque también como el propio organismo internacional reconoce, tienen un sesgo a la baja, dados los riesgos internos y externos. Así, el FMI estima que para 2019 la economía mexicana crecerá 2.3% y los años siguientes hasta el 2023, se acelerará hasta 2.9%, impulsada principalmente por el consumo de las familias. La inversión permanecerá débil, y quizá ésta sea la razón de un menor avance económico.  Las exportaciones netas tendrán una contribución mínima al crecimiento del PIB.

Llama la atención que, esta perspectiva de crecimiento económico está acompañada de muy bajos niveles de inflación (3%), estabilidad de las cuentas externas, con un déficit no mayor, 1.6% del PIB, así como un estancamiento de la deuda pública bruta, en un nivel equivalente a 53.4% del PIB.

Un escenario así, muestra bastante prudencia y cautela, que se sustenta principalmente en los supuestos de mayor astringencia monetaria a nivel internacional y, en lo interno, en el compromiso del gobierno entrante de ajustar sus finanzas, al logro de un balance primario positivo.

En esta coyuntura, tanto para el FMI como para los analistas, resulta muy complicado elaborar pronósticos. La falta de información explícita en torno a cómo será el quehacer de la política fiscal de la próxima administración, genera muchas dudas e incertidumbre.

Hay información suelta sobre los futuros programas y políticas del gobierno que se avecina, a la vez que se ha venido comunicando prácticamente desde el resultado de la elección hasta ahora, que habrá finanzas públicas sanas y, concretamente un superávit primario equivalente a 0.7% del PIB.  Pero parece que las dudas sólo serán disipadas de manera más firme con la publicación del Paquete Económico 2019 (Presupuesto de Egresos, Ley de Ingresos y Criterios de Política Económica). Esperaremos a mediados de diciembre, a que se den a conocer estos documentos.