Fuera máscaras

Fuera máscaras
Por:
  • gabriel-morales

Esta semana, el presidente Trump y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se enfrentan a la que sea quizás la crisis más grande de sus mandatos.

En Washington, Michael Cohen, quien fungiera como abogado y ayudante de Trump por más de diez años, testificó ante el Congreso estadounidense. Cohen no solamente acusó a Trump de cometer delitos electorales, sino que atacó directamente su integridad moral. En su testimonio, Cohen mostró pruebas de cómo el presidente le encargara pagar miles de dólares a la actriz porno Stephanie Clifford, con la que Trump tuviera relaciones sexuales, para mantenerla callada durante la campaña. Un delito electoral. Además de esto, Cohen mostró a Trump como un hombre sin escrúpulos, que nunca tuvo la ni intención ni la voluntad de ser presidente y que decidió lanzar su candidatura como una estratagema publicitaria para aumentar su riqueza. Además, Cohen mostró pruebas de que Trump continuó negociando un proyecto millonario de bienes raíces en Moscú, aún después de iniciada la campaña, y mencionó varios ejemplos que muestran a Trump como un hombre racista y malicioso. Por último, aunque reconoció no tener pruebas concretas de que hubo colusión entre Trump y el gobierno ruso en contra de Hillary Clinton, Cohen enseñó documentos que prueban que Trump tuvo conocimiento de que Wikileaks publicaría cientos de emails de Clinton; además de sugerir que Trump consintió a la reunión entre su hijo y una abogada rusa que prometió a su campaña información para dañar a Clinton. Del otro lado del Atlántico, Netanyahu se enfrenta a una crisis similar, aunque en una etapa más avanzada. En plena época electoral, el fiscal general, Avichai Mandelbit, anunciará mañana que aceptará las recomendaciones de la policía y mandará a juicio a Netanyahu en por los menos dos de los casos que enfrenta. En el primero de los casos, se le acusa a Netanyahu de recibir regalos ilegales por miles de dólares y en el segundo de coludirse con el empresario Shaul Elovitz, a quien ofreció favores en beneficio de su empresa de telecomunicaciones, Bezeq, a cambio de artículos favorables sobre Netanyahu y su esposa en el sitio de noticias Walla, del que Elovitz es dueño. La respuesta de ambos es predecible. No tardarán en decir que se trata de una cacería de brujas de la izquierda y de los medios de comunicación, quienes conspiran para derrocarlos. Sin embargo, a pesar de que su más fieles seguidores seguirán apoyándolos pase lo que pase, esté será un gran golpe para ambos mandatarios. En el caso de Trump, puede ser el inicio de un proceso de impugnación. En el caso de Netanyahu, es posible que esto garantice su derrota en las elecciones a celebrarse en poco más de un mes.