Gaza: la guerra interminable

Gaza: la guerra interminable
Por:
  • gabriel-morales

En estos momentos Israel y Hamas se encuentran cerca de entrar en nuevo enfrentamiento. A principios de la semana, Hamas asesinó a un soldado israelí que se encontraba en una operación encubierta en Gaza, ocasionando el fin del cese al fuego de largo plazo que ambas partes planeaban acordar.

En los últimos tres días, Hamas disparó más de 500 cohetes hacia el territorio israelí y el ejército israelí respondió con ataques aéreos en la Franja. Por el momento Netanyahu decidió firmar un nuevo cese al fuego temporal con Hamas, pero la situación no había sido tan inestable desde el último enfrentamiento armado en 2014.

La ultraderecha israelí, furiosa por el pacto de Netanyahu, ha salido a denunciar que la única opción es volver a ocupar la Franja –opción que no solamente es inmoral, sino que ocasionaría una guerra civil sangrienta y prolongada. Quedan entonces unas cuantas opciones sobre la mesa.

En las elecciones de 2009, la campaña de Netanyahu fue un ataque a los partidos de centro izquierda, acusándolos de “doblegarse a los terroristas” y querer negociar con Hamas. Paradójicamente, ésta es la estrategia actual del primer ministro. A través de terceros (Egipto, Qatar), el gobierno israelí ha permitido pagos y negociado un cese al fuego con Hamas.

Si este plan tiene éxito, el resultado será sólo la puesta en pausa del problema. A pesar de cambios interesantes en el liderazgo de Hamas, ésta es una organización terrorista con un brazo político que no solamente niega el derecho de Israel a existir como un Estado judío, sino que mantiene un régimen autoritario férreo dentro de la Franja, poniendo sus intereses políticos por encima del bienestar de los habitantes.

Ustedes se preguntarán ¿por qué Netanyahu, el líder del partido de derecha, ha decidido entrar en negociaciones con una organización terrorista? Es así como llegamos a la tercera opción. La única alternativa que puede dar resultados positivos a largo plazo no es ni la ocupación de Gaza, ni mantener el estatus quo con Hamas en el poder.

La alternativa es, con apoyo internacional (incluyendo a Estados Unidos, Europa y al mundo árabe) debilitar a Hamas y fortalecer a la Autoridad Palestina de tal forma que la presión política obligue a Hamas ceder o por lo menos compartir el control de la Franja con las alas moderadas del liderazgo palestino.

Sin embargo, para contar con el apoyo internacional es necesario reanudar el proceso de paz con la Autoridad Palestina, cosa que Netanyahu se ha negado a hacer. Al contrario, desde la formación de la nueva coalición en 2015 el gobierno de derecha se ha encargado de debilitar a los moderados (con la mudanza de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, por ejemplo) fortaleciendo así a Hamas. Queda claro que Netanyahu, que teme a las alas más de derecha de su partido, no pondrá en marcha esta acción. Ha llegado el tiempo de ir a las urnas.