Kelly Catlin: ¿suicidio por Encefalopatía Traumática Crónica

Kelly Catlin: ¿suicidio por Encefalopatía Traumática Crónica
Por:
  • yolanda_pica

Al final del año pasado, la ciclista olímpica Kelly Catlin (23años) sufrió un grave accidente en el que, al romperse el casco, tuvo una conmoción cerebral. A partir de entonces inició una serie de síntomas: sensibilidad a la luz, taquicardia, lenguaje como “robot”, dolores de cabeza muy fuertes, dificultad para concentrarse, ansiedad, cambios en su estado de ánimo con mucho enojo, y en ese contexto tuvo su primer intento suicida, en enero de este 2019. Le dijo a su hermana: “mis pensamientos estaban acelerados todo el tiempo”. A partir de este evento inició tratamiento psiquiátrico y le prometió a su familia que esto no se repetiría. Sus amigos cercanos dijeron que su personalidad cambió, pues se volvió alguien con un pensamiento muy oscuro y nihilista.

En un blog de “VeloNews” escribió nueve días antes de su suicidio lo difícil que era lograr un equilibrio en su vida como ciclista de alto rendimiento y estudiante de matemáticas computacionales en la Universidad de Stanford. Cuando ganó el segundo lugar de la “Copa Berlín” en 2018 al bajar del podio su entrenador se acercó a decirle que había reprobado un examen de análisis estadístico. “Ser estudiante de posgrado, ciclista de pista y ciclista profesional de ruta puede parecer como si tuviera que viajar en el tiempo para lograr hacerlo todo”. Tratando de aconsejar a los jóvenes que intentaban balancear todos los aspectos de su vida, hizo una confesión: “yo no logro un equilibrio”. Explicando lo que era su rutina: “después de un entrenamiento intenso me toca un día de recuperación en el que tengo que estudiar 12 horas”. Resulta entonces que “necesitaba un día de recuperación de ese día de recuperación”. Describió su sensación en la vida: “como hacer malabares con cuchillos, pero se me están cayendo todos, la mayoría de ellos golpean al piso y otros a mi”.

La encefalopatía traumática crónica es una degeneración cerebral provocada por traumatismos craneales. Su diagnóstico solo se puede hacer por autopsia, examinando las secciones del cerebro. Es una enfermedad poco común,  que se ha descrito en cerebro de personas que practicaban deportes de contacto. El Instituto Nacional de Salud de Boston publicó en 2015 los cambios que suceden estructuralmente: 1) Los ventrículos cerebrales se alargan, 2) Hay atrofia en la corteza frontal y temporal, 3) Se adelgaza el piso del hipotálamo, 4) Se acumulan cuerpos tau fosforilados y 5) ocurren depósitos beta-amiloides; todos estos cambios son similares a lo que ocurre en la demencia tipo Alzheimer.  El Doctor Grant L. Iverson,  de la Universidad de Harvard publicó en 2015 un análisis de la relación entre el suicidio y este tipo de encefalopatía, analizó jugadores profesionales de la NFL entre 1960 y 2007, demostrando que la incidencia de suicidio en este grupo es mucho más alta que en otros grupos de población.

La familia de Catlin donó el cerebro de la deportista a la Universidad de Boston para entender las causas que la llevaron a su suicidio. El Centro BU-CTE, donde se encuentra el banco de cerebros, afirmó  que tardarán un año en dar los resultados.

Desde mi punto de vista Catlin era una joven genio, destacada por su competitividad en todo lo que se proponía, a pesar de sufrir mucho estrés, lograba sus objetivos. Cuando se iniciaron todos los síntomas neuropsiquiátricos se agregó una variable que ella no podía manejar y que además le impedía continuar con su proceso; el sufrimiento aumentó a niveles incontrolables que la llevaron a quitarse la vida.

En sus palabras: “Como atletas, estamos socialmente programados para ser estoicos con nuestro dolor y soportar nuestras cargas sin quejarnos, incluso cuando ese estoicismo alcanza la estupidez y esas cargas comienzan a hacernos daño”.