La cerrazón de Sheinbaum

La cerrazón de Sheinbaum
Por:
  • guillermoh-columnista

Las bardas que rodean al Monumento a la Independencia, en el Paseo de la Reforma, son una metáfora del fracaso más reciente del gobierno de Claudia Sheinbaum. Como se recordará, la semana anterior, un grupo de activistas realizó pintas en la base de la columna.

Horas después se dio la orden de cercar el monumento, con la excusa de que se iba a restaurar. El mensaje enviado es que este gobierno no permitirá más pintas, llegando al extremo de impedir el acceso al sitio. Si una palabra queda flotando en el ambiente, es la de “cerrazón”. El gobierno de Sheinbaum se ha cerrado a las demandas de la ciudadanía, de la misma manera en la que le ha cerrado el paso a los visitantes a la Columna de la Independencia.

Sheinbaum no ha sabido cómo manejar este movimiento. Lo que más le duele es que ella se había construido la imagen de ser una mujer dedicada a la política que, además, estaba a favor de las causas de las mujeres. En su círculo cercano, cada vez que se mencionaba que Sheinbaum era mujer, lo que se respondía es que lo que importaba, más allá de que fuera mujer, es que defendía la agenda de género –dando a entender que no todas las mujeres en la política abrazan estas causas–.

Para sofocar las críticas, Sheinbaum se ha reunido con algunas de las figuras más conocidas, más mediáticas, del feminismo institucional. Su relación con ellas viene de atrás. Sin embargo, las mujeres que protestaron de manera tan airada la semana anterior no se sienten representadas y, mucho menos, defendidas, por esas figuras conocidas y mediáticas del feminismo. A las activistas que han tomado las calles, la mayoría de ellas muy jóvenes, no se las aplaca invitándolas a un desayuno. Lo que ellas exigen es un cambio inmediato, eficiente, sin excusas, en las políticas del nuevo régimen, para que se detenga la violencia contra las mujeres. Dicho con una frase coloquial, estas jóvenes activistas ya no quieren que se les siga “dando atole con el dedo”. Quieren resultados y los quieren ya.

Claudia Sheinbaum se da cuenta de que este conflicto ha perjudicado sus ambiciones políticas. Ya no puede enarbolar, como antes, su bandera de defensora de las mujeres. Pero yo diría que también ha perdido otra bandera: la de defensora de los jóvenes; sobre todo de los estudiantes. Como mencioné arriba, la mayoría de las activistas que se han manifestado contra la violencia contra las mujeres son muy jóvenes; casi todas son estudiantes de nivel medio superior o universitario. Algo que caracteriza a este movimiento es la solidaridad que recibe de los jóvenes varones. La lucha de sus compañeras, sus amigas, sus hermanas, es también la lucha de ellos. Aunque no siempre marchen con ellas, saben que su causa es justa y urgente.