La enseñanza de la filosofía y la transformación de México

La enseñanza de la filosofía y la transformación de México
Por:
  • guillermoh-columnista

La filosofía siempre ha estado presente en las transformaciones de México: la Independencia, la Reforma, la Revolución. Ahora, la filosofía también debe contribuir a la Cuarta Transformación. ¿De qué manera?

Una respuesta es que las orientaciones filosóficas del nuevo régimen han de ser dictadas por un puñado de especialistas, los llamados intelectuales orgánicos.

No considero que esta respuesta coincida con el sentido de la Cuarta Transformación. La filosofía no es propiedad exclusiva de los especialistas y, mucho menos, la filosofía que ha de contribuir al cambio social que vive el país.

Me parece que el anhelo democrático de la Cuarta Transformación es que los actores del cambio, es decir, todos y cada uno de los ciudadanos, sean capaces de reflexionar de manera filosófica acerca del proceso político, social y moral.

Para ello, el nuevo régimen debe procurar que la filosofía se enseñe en todos los niveles educativos. Y la manera para garantizar lo anterior es llevar a la Constitución el derecho de los mexicanos a recibir una formación filosófica.

El Presidente López Obrador ha afirmado que un signo de la Cuarta Transformación es el humanismo. No se trata únicamente de volver a poner al ser humano concreto en el centro de las políticas públicas, sino de que la enseñanza ofrecida por el Estado vuelva a tener una perspectiva humanista a todo lo ancho y largo del proceso educativo.

Las humanidades en su conjunto han sufrido el embate del modelo pedagógico neoliberal, que hemos padecido desde hace décadas. Una a una, las disciplinas de las humanidades han ido perdiendo terreno en los planes de estudio: la filosofía, la historia, la geografía y el civismo. De acuerdo con el modelo neoliberal, las humanidades son un desperdicio en la escuela pública. El propósito de la educación oficial, según el neoliberalismo, se reduce a que sus egresados tengan las competencias indispensables para integrarse al mercado de trabajo. ¿De qué le sirve a un obrero saber filosofía o historia o estética? Esos conocimientos —nos dirían— los pueden adquirir los hijos de los ricos, que van a escuelas privadas. Pero les estorban a los hijos del pueblo, que van a las escuelas del gobierno.

“La Cuarta Transformación debe aspirar a elevar la conciencia de los mexicanos. Me parece que el anhelo democrático de la Cuarta Transformación, es que los actores del cambio, es decir, los ciudadanos, sean capaces de reflexionar de manera filosófica acerca del proceso político, social y moral”

Los diputados integrantes de la comisión que actualmente prepara el proyecto de reforma del artículo tercero han tenido el buen tino de incluir el precepto de que la educación ofrecida por el Estado debe de ser humanista. Sin embargo, hay que insistir en que no basta con esta declaración. Es indispensable, además, que en el texto del artículo constitucional se diga de manera explícita que entre las disciplinas que han de formar parte del currículo educativo esté la filosofía.

“El Presidente López Obrador ha afirmado que un signo de la Cuarta Transformación es el humanismo. No se trata únicamente de volver a poner al ser humano concreto en el centro de las políticas públicas, sino de que la enseñanza ofrecida por el Estado vuelva a tener una perspectiva humanista”

La filosofía ha sido una disciplina en peligro desde 2009, cuando fue eliminada de los programas de estudio de la educación media superior. Gracias al Observatorio Filosófico de México, que encabezó un movimiento social en contra de esta salvaje medida del gobierno de Felipe Calderón, la filosofía, en tanto que disciplina, volvió a los planes de estudio. Pero su situación ha seguido siendo precaria. Una trampa de quienes han querido expulsar a la filosofía de la escuela pública ha sido afirmar que la orientación humanista incluye a la filosofía y que, por ello, no es preciso distinguirla con nombre y apellido. De esa manera, se diluye a la filosofía dentro de otras asignaturas afines, como la historia o el civismo, con la excusa de que se trata de una competencia transversal.

La enseñanza de la filosofía en la escuela debe contar con un espacio propio dentro del plan de estudios para que los alumnos adquieran las habilidades, desarrollen los criterios y obtengan los conocimientos específicos de esa disciplina. Cuando la filosofía se enseña de manera adecuada, le brinda a los alumnos las herramientas para que puedan convertirse en los ciudadanos autónomos, críticos y responsables que requiere nuestra sociedad. Eso lo entienden los padres de familia, por eso respaldan la propuesta de que sus hijos reciban esa formación.

La Cuarta Transformación debe plantearse como un proyecto colectivo de gran calado. No puede conformarse con mejorar las estructuras del país, sino que debe aspirar a elevar las conciencias de los mexicanos. El recuerdo de la ambiciosa labor de José Vasconcelos al frente de la Secretaria de Educación Pública debe seguir sirviéndonos de ejemplo.