La guerra

La guerra
Por:
  • Carlos Urdiales

Heidi Osuna, directora de Enkoll consultoría, ilustra cómo la aprobación de AMLO a seis meses de gobierno, es tan alta como al inicio de su gestión. Umbral de 70 por ciento que ningún antecesor suyo tuvo jamás, referente que sólo George Bush, hijo, rozó cuando los ataques terroristas del 9/11 en 2001 con la consecuente guerra en Oriente Medio.

Las guerras cohesionan. La guerra comercial declarada por Donald Trump provocó ya devaluación, caída de mercados de valores en ambos países, enésimos recortes de expectativas de crecimiento para 2019 y tensiones respecto a metas presupuestales por ingreso-recaudación.

La ofensiva arancelaria de Trump generó para el Presidente López Obrador amplias expresiones de solidaridad. Voces inflamadas de sentimientos bien patriotas. AMLO, como pocos, interpreta esa vena nacionalista, “sepa que no soy cobarde, no me falta valor ni soy timorato…”, destello retórico en su primera respuesta a los embates tuiteros del belicoso vecino.

Guerra inapropiada justo cuando Canadá y México avanzan en el T-MEC para su ratificación mientras Trump sigue con su estrategia en pos de la reelección. Contexto suyo, no nuestro. Aquí las repercusiones son serias y pueden empeorar.

A pesar de la retórica 4T para que el hiperfifí se serene, entienda que la migración es desequilibrio social global, que habla con un país humanista y solidario, que si bien hemos expulsado a más de 20 mil centroamericanos en los últimos meses, poco más podemos hacer; que los pueblos son amigos del libre comercio… lo único que moverá a Trump de su épica imperialista, son las consecuencias económicas que dentro de su país provoque y le signifiquen pérdida de apoyos para su reelección. Lo demás le hace lo que dicen que el viento le hizo al Benemérito.

El Presidente López Obrador puede aprovechar esta hora amarga y capitalizar esa unidad en torno suyo para distender la polarización que azuza, para minimizar efectos perversos por recortes presupuestales que, combatiendo corrupción, sacan del aire señales de radio pública como las del Imer y sus noticiarios, que enmudecen por no poder pagar licencias sindicales.

Atender abastos de personal, insumos y medicamentos en el sector salud que resulta, siempre sí tenían partidas retenidas sobre las cuales nadie, en Hacienda responde gracias a que desde su mayoría legislativa eluden comparecencias. Castigar la falta de profesionalismo de la muy importante CFE, cuyos bonos de inversión dejaron de cotizar porque el sistema se les cayó. Déjà vu inconcebible.

Y disciplinar a sus más fieros que, por afanes protagónicos infinitos, entorpecen el quehacer de la FGR, la cual comienza a responder anhelos nacionales de legalidad y justicia.

El Presidente debe aprovechar esta guerra que no depende de él terminar, para apurar la paz en frentes propios. Puede ganar no sólo épica y austeridad sino también justicia social y laboral, pronta y expedita, que de lo contrario no es justicia. Y sobre la dicotomía legalidad o justicia, dice elegir la segunda.

La Guerra. En el contexto global, la real guerra comercial es la de China y Estados Unidos. La escalada asiática en su valor, presencia y dominancia económica, ha acuñado el término: inevitabilidad china. Lo de Trump con China carece de visión y análisis a largo plazo. El gigante de la muralla procede de una cultura milenaria que dominó el mundo la mayor parte de nuestra historia y marcha de vuelta. La hegemonía estadounidense parece condenada a sucumbir. Esa guerra apenas comienza. Sus efectos deben ser considerados aquí y ahora; urgen geoeconomía e inteligencia diplomática.

Cofece, incompetencia. La Cofece que preside Alejandra Palacios vuelve a quedar como un regulador que no garantiza ni promueve la competencia a favor de los mexicanos. Ante diputados que cuestionaron la iniciativa de la Consar que, a través de su vicepresidente jurídico, Reyna Castillo, promueve obligar a Afores a reducir comisiones en la medida en que aumenten sus administrados, asunto que castiga crecimiento e inhibe la búsqueda de mejores rendimientos para atraer nuevos fondos, la comisionada presidente de la Cofece soltó un pálido “vamos a investigar”. Una comisión para la competencia económica, incompetente y pasiva.