La votación que ya comenzó en Estados Unidos

La votación que ya comenzó en Estados Unidos
Por:
  • leonardo-nunez

Todos los medios apuntan que el martes 6 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones intermedias más importantes de los últimos años en Estados Unidos: se renovará toda la Cámara de Representantes, una tercera parte del Senado y se elegirán 36 gobernadores.

En sentido estricto, hasta el martes se decidirán los resultados, pero al mismo tiempo la elección comenzó hace varios días en una gran cantidad de estados.Esto se debe a que 37 de las 50 entidades contemplan la posibilidad de la emisión anticipada del voto: el denominado early voting. Dependiendo del estado, las personas pueden votar desde 6 días antes de la elección, como en Florida, hasta 43 días antes, como en Wisconsin.

La cantidad de personas que votan de manera anticipada no es una cuestión trivial. En las elecciones intermedias de 2014, de los 83 millones de votos, 27 millones se habían emitido antes de las elecciones (32% del total). En las elecciones presidenciales de 2016, de los 128 millones de votos, 47 millones fueron votos anticipados (35% del total). Al 4 de noviembre de 2018, ya se habían emitido más de 34 millones de votos, con 23 estados en los que la cantidad ya había superado a los de las elecciones intermedias previas y con algunos casos acercándose a la votación presidencial, como el caso de Texas, en donde, hasta el momento, 4.8 millones de votos ya habían sido emitidos.

Esto resulta llamativo ya que, en general, las elecciones intermedias suelen tener una participación ciudadana significativamente menor que las elecciones presidenciales. Por ejemplo, entre el 58.6% de 2012 y el 60.1% de 2016, en 2014 sólo votaron 36.7% de los votantes registrados. La participación más alta en una elección intermedia en Estados Unidos en los últimos cien años ha sido de 48.7%, y eso fue en el convulso año de 1966.

La gran cantidad de votos anticipados, junto con otros indicadores, como la reciente encuesta de la Escuela de Gobierno de Harvard que señala que 40% de los jóvenes menores de 30 años definitivamente votarán (en contraste con la tasa de participación electoral previa de los jóvenes que fue de 20%), son el reflejo de un movimiento electoral y un activismo político sin precedentes que, en buena medida, responden al cisma político que ha provocado Donald Trump. La denominada “ola azul”, que es un gran movimiento que pretende impulsar a nuevas figuras demócratas apuntalado en la posibilidad de arrancarle espacios de poder real a Trump, como la mayoría en las cámaras, ha creado fenómenos identitarios muy interesantes, como la competencia en Texas entre un senador republicano de origen cubano que se hace llamar Ted Cruz, cuando su verdadero nombre es Rafael, que se enfrenta contra un demócrata de nombre Robert O’Rourke, pero que en toda su campaña ha preferido ser conocido como Beto.

Si los pronósticos y estimaciones son correctas, veremos a los demócratas con la mayoría en la Cámara de Representantes y a los republicanos manteniendo el Senado, pero con una politización y participación sin precedentes entre los electores que podría comenzar a poner contra las cuerdas a Trump.