El control absoluto en China

El control absoluto en China
Por:
  • leonardo-nunez

Durante el “Gran Salto Adelante”, la imposición de Mao Zedong para llevar a China hacia una industrialización acelerada a finales de los sesenta, se estima que al menos 20 millones de chinos perdieron la vida como consecuencia de la irracionalidad de las órdenes dictadas por el infalible e incuestionable líder.

A pesar de la enorme influencia que tuvo Mao en la historia del Estado chino, las posibilidades de control y poder que estaban a su alcance palidecerían en comparación con las del actual líder de China: Xi Jinping. Llegado a la cima del Partido Comunista Chino en noviembre de 2012 y a la presidencia de la República Popular China en marzo de 2013, Xi Jinping ha logrado hacerse con el poder absoluto y ha avanzado con firmeza para eliminar cualquier sombra de disidencia al interior del sistema político chino. Nada más elocuente que los 2 mil 970 votos a favor, cero en contra y cero abstenciones con las que la Asamblea Popular China votó en 2018 su continuidad en el cargo hasta 2023 (y después de una reforma constitucional que elimina cualquier restricción sobre el número de veces que puede ser reelecto).

El control absoluto del sistema político ha saltado a un intento de control absoluto de la sociedad china en su conjunto. Para nadie es una noticia el férreo control sobre el contenido que existe en Internet, las limitaciones a la comunicación, información y a la libertad de expresión de los ciudadanos, pero hay una multiplicidad de acciones de control que apenas comienzan a documentarse en el exterior y que parecerían sacadas de una novela distópica. Por ejemplo, el sistema de crédito social, que es un esquema de puntos que evalúa los hábitos de consumo, las finanzas personales, la actividad en Internet y hasta el comportamiento en las calles de cada ciudadano para asignarle una calificación que, en caso de ser inferior a cierto nivel, le acarrea consecuencias jurídicas negativas, que pueden ir desde la limitación en los servicios públicos que pueden solicitar, como opciones de escuelas, hasta el punto de impedirle comprar boletos de avión o tren para salir de su respectiva ciudad. Desde hace 5 años estos sistemas se comenzaron a probar en algunas ciudades, pero se estima que para 2020 ya estará implementado en todo el país.

Estas medidas buscan el control total sobre la población mayoritaria de China y lanzarán por la borda cualquier posibilidad de libertad de expresión o pensamiento fuera de las líneas del Partido. Pero, si estas medidas ya parecen extremas, vale la pena tener en consideración las acciones que el gobierno chino está realizando contra las poblaciones que le son incómodas. Recientes filtraciones dan cuenta de la operación de campos de concentración, que eufemísticamente son llamados “centros de educación”, en los que hay alrededor de un millón de musulmanes de la etnia uigur han sido ilegalmente retenidos para adoctrinarlos y eliminar cualquier posibilidad de que se opongan al gobierno chino. Sobre estas situaciones la comunidad internacional ha hecho algunas declaraciones de inconformidad, pero, dada la importancia económica de China, han sido muy discretas. ¿Cuánto tiempo seguirán indolentes ante un régimen así?