Los ciegos y los invisibles

Los ciegos y los invisibles
Por:
  • Carlos Urdiales

De los 126.2 millones de mexicanos que habitamos el país, 52.4 son pobres. En la economía número 15 del mundo, y segunda más competitiva de América Latina,  41.9 por ciento de su población vive, y sobrevive, en situación de pobreza.

En los últimos 10 años (2008-2018), en términos proporcionales, la población en condición de pobreza disminuyó desde 44.4 por ciento; pero en términos absolutos, México pasó de tener 49 millones y medio de pobres, a 52.4 millones.

Más que para evaluar las estrategias de gobierno de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la información del Coneval hace visible lo invisible para los ciegos sociales; somos un país razonablemente rico, realmente productivo, pero tenemos un pueblo pobre.

Cuatro de cada 10 mexicanos carecen al menos de uno de los seis indicadores que miden acceso a habitación, agua potable, alimentación, salud, educación y oportunidades para el desarrollo (movilidad social). En el estudio 10 años de medición de pobreza en México 2008-2018 se indica que el porcentaje de personas en pobreza extrema descendió de 11 a 7.4 por ciento; un avance significativo, sí; sin embargo, esta cifra significa que aún hay 9.3 millones de compatriotas en esa condición. Nueve millones 300 mil personas viven en la penuria, en la indigencia.

La pobreza se abatió en los últimos dos lustros, a razón de 0.24 por ciento cada año durante la última década. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) dio a conocer ayer estos datos; primera fotografía estadística de este tipo en la historia, y contra la cual se evaluarán las políticas públicas del actual gobierno en 2021, cuando el Inegi levante una nueva Encuesta Nacional sobre Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGEH).

Durante el mismo periodo 2008-2018, la media del crecimiento del PIB nacional anual fue de 2 por ciento. En 2019, el pronóstico promedio vaticina la mitad, uno por ciento. La relación entre crecimiento y abatimiento de la pobreza se debate; hay tesis que sostienen que con buenas políticas públicas se puede rescatar de la miseria a millones, aun sin crecimientos mayores a ese mediocre dos por ciento de los últimos cinco lustros; pero sobre lo que sí hay evidencia, es que sin expansión económica, el combate a la pobreza queda en discurso.

Datos fríos que ilustran la realidad nacional; chairos y fifís por igual compartimos una sola realidad: 42 por ciento de los mexicanos son pobres, son invisibles y para la mayoría del resto, invisibles.

La épica de la 4T, el discurso de siempre del Presidente López Obrador se valida; tiene sentido ir primero por los pobres en toda lógica de política pública, mirar a los invisibles, a los ajenos de las agendas globales que versan sobre derechos de segunda generación, tecnologías de la información e inteligencia artificial, vale pues, la arenga presidencial. Acaso la crítica indispensable continúe en el “cómo” y no en el “qué”.