Cofepris: A New Hope

Cofepris: A New Hope
Por:
  • mauricio_flores

Al inicio oficial de la emergencia de la emergencia sanitaria se realizaron encuentros afortunados —en videoconferencia— entre la industria farmacéutica agrupada en la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, de Arturo Morales Portas y la Cofepris, de José Alonso Novelo, no sólo para agilizar las compras urgentes ante el Covid-19, sino también para agilizar soluciones hacia otros problemas de salud.

Desde la semana pasada se realizaron tres talleres on line con la participación de cerca de 200 ejecutivos de empresas mexicanas con la plana mayor de Cofepris, para exponer las necesidades no sólo de abasto para los sectores público y privado en materia de medicamentos, materiales médicos e insumos. Los talleres, se sabe, resultaron exitosos por la apertura y disposición mostrada por todas las partes.

Hay que reconocer que la relación entre autoridad y las empresas de salud empezó mal en este sexenio, con el rezago de casi 30 mil trámites y permisos; la relación se agravó conforme se aplicaron los nuevos y fallidos procesos de compras consolidas y apareció desabasto de productos oncológicos y antirretrovirales. De hecho, cuando el Gobierno, a través de la Oficialía Mayor de Hacienda, de Thalia Lagunas, instó a licitaciones internacionales para “acabar con la corrupción de las farmacéuticas”, la directiva de AMELAF acotó que tal medida podría desaparecer la industria nacional con sus 500 mil empleados, 25 mil nuevos puestos al año, e inversiones de 3 mmdp anuales en fábricas. La amenaza tomó visos de realidad cuando la Secretaria de Salud, de Jorge Alcocer, y la Cofepris, publicaron un decreto para la libre importación de medicinas sin registro sanitario para, dijeron, evitar el desabasto… que de todos modos llegó. Por ello resulta esperanzador que luego de meses de desencuentros, y aún siendo en medio de una emergencia sanitaria, Cofepris y la Asociación que dirige Juan de Villafranca construyan rápidos puentes de acción precisa.

Saturación y expropiación. La medida emergente de reconvertir los hospitales privados a servicio público, como anunció el subsecretario Hugo López-Gatell, tiene dos filos. Por un lado, según la Asociación Mexicana de la Industria de Seguros, que dirige Manuel Escobedo, estima que las personas que con su propia bolsa se atenderían de Covid-19 gastarían unos 950 mdp, lo cual aligera los costos del Gobierno. Pero la “reconversión pública” puede llevar a una indeseable saturación de los hospitales privados y con ello a desplazar a lo pacientes que pagan sus propios seguros de gastos médicos por los pacientes de población abierta… lo cual sería una forma de expropiación del derecho a la salud. Habrá que actuar con mesura y equilibrio.

IFT, acciones urgentes. Y The Competitive Intelligence Unit, que dirige Ernesto Piedras lanzó un análisis comparativo de lo que las autoridades en telecomunicaciones han tomado en otros países para atender la demanda extraordinaria de servicios de datos y video de familias, gobierno y empresas, y que son deseables en México. Si bien el IFT, a cargo de Adolfo Cuevas, suspendió trámites innecesarios, en EU y Europa se licencia de manera temporal mayor capacidad de espectro radioeléctrico, la suspensión temporal del pago de derechos y licencias, pero sobre todo se postergó pago de impuestos y crean fondo de apoyo para radiodifusores. Las redes son vitales, ahogarlas sería catastrófico.

Pillos enmascarillados. Y la UIF de Santiago Nieto acaba de llamar a las entidades financieras que se pongan truchas ante operaciones sospechosas durante la pandemia… pues resulta que en otros países surgieron empresas que, para justificar ingresos extraordinarios, se ostentan como comercializadoras de insumos médicos y sanitarios, pero en realidad lavan dinero. Vaya, bajo la lupa están firmas que ofrecen mascarillas, cubrebocas y gel antibacterial; vinculadas al parecer con exfuncionarios priístas que buscan ganancia a río revuelto.