¿Alguien quiere pensar en los niños?

¿Alguien quiere pensar en los niños?
Por:
  • monica-garza

Los mexicanos celebramos la muerte como nadie en el mundo, hemos hecho de ella la más celebrada tradición de nuestra cultura y hasta nos burlamos, quizá como un antiguo mecanismo de defensa para no temerle tanto.

Pero cuando nos vemos envueltos por ella, en un drama inescrupuloso, inadmisible y tan doloroso como resultó la muerte de los 9 integrantes de la familia LeBarón, asesinados cruelmente en Bavispe Sonora, donde seis de las víctimas eran niños, de los cuales 4 quedaron calcinados en un vehículo, el hecho convierte las calaveritas de azúcar que hace apenas unos días nos estábamos comiendo, en el peor de los remordimientos.

Porque es un espejo donde cada día resulta menos difícil mirarse, pero la imagen se endurece porque va sumando niños y más niños. ¿Acaso no lo estamos viendo?

Apenas un día antes de lo ocurrido en Sonora, un grupo armado atacó a una familia en Guerrero y un bebé de sólo tres meses murió sin que hubiera un solo detenido por el hecho.

El 1 de noviembre dos niños de 12 y 9 años fueron lesionados por arma de fuego cuando celebraban el día de muertos en Guadalajara, Jalisco; sólo un día antes, en Ecatepec se reportó un ataque a quemarropa a una mujer y sus dos hijos —muriendo uno de ellos mientras pedían su “calaverita”—; a sólo 24 horas de que otro niño fuera asesinado en una agresión dirigida contra una fiesta familiar en Iztapalapa. Y la lista sigue…

14 mil 710 menores de 17 años fueron asesinados entre 2007 y 2018 de acuerdo a datos del INEGI, y sólo el año pasado se registraron 1,463 defunciones de este tipo. Estos datos se traducen en al menos 3 homicidios diarios de menores y 4 desapariciones todos los días.

Sin dejar de lado que de acuerdo al Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, hay 6 mil 614 niñas, niños y adolescentes de los que oficialmente se desconoce su paradero. Y es que pareciera que con toda la información que ya tenemos seguimos sin asimilar que para el crimen organizado uno de los principales blancos son precisamente los niños.

[caption id="attachment_1047976" align="alignnone" width="696"] Amigos y familiares asisten al funeral de los LeBarón asesinados, en Bavispe, Sonora, el jueves. Foto: Cuartoscuro[/caption]

El propio Secretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, reconoció que la cifra de menores reclutados por el crimen organizado incrementó en un 153% desde el 2015.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha estimado que para 2018 pueden ser hasta 460 mil niños y niñas —desde los 10 años de edad— los que cumplen diversas funciones dentro de células criminales.

Como la historia de “Juanito Pistolas”, el niño reclutado a los 13 años por el Cártel del Noreste en Tamaulipas, donde comenzó como “halcón”, para terminar muerto a los 16 años, de un tiro en la cabeza en medio de una balacera el pasado 27 de agosto.

Mejor que la muerte, hubiera sido que Juanito fuera uno de los 4 mil 350 menores detenidos en los últimos 12 años en operativos contra grupos criminales, pero no tuvo tanta suerte.

Estas cifras deberían ser motivo de emergencia para las autoridades en nuestro país, y tener a los niños como un objetivo de rescate y cuidado, no como objeto de programas frágiles y superficiales.

Las muertes de niños, como víctimas y/o parte de la delincuencia, expone el patrón de violencia del crimen organizado en nuestro país, que usa el terror como herramienta y garantía de impunidad y así continúa ganando terreno.

Como bien lo apuntó en su comunicado de esta semana la Red por los Derechos de la Infancia en México, el Jefe del Estado Mexicano es también Presidente del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, y resulta un mal mensaje que no se haya presentado a las dos sesiones plenarias para cumplir con esta responsabilidad.

Sólo 7 tuits se cuentan desde el primero de julio de 2018 a la fecha, en los que Andrés Manuel López Obrador se refiera de alguna forma a la niñez, y en ninguno de ellos se menciona un plan específico para esta población que suma en este 2019, 30% de los habitantes del país, quienes son la única verdadera esperanza de México.

¿Será posible que 40 millones de mexicanos —que son los niños— hoy estén en la indefensión, y no sólo por quedar como víctimas en medio de un fuego cruzado, sino ante la indolencia y el silencio letal que representa la indiferencia de las autoridades?

Porque es ese “futuro de México” el que también se encuentra en la mira de las organizaciones criminales, que aquí sólo se fortalecen en la impunidad.