El ajedrez de Boris Johnson

El ajedrez de Boris Johnson
Por:
  • montserrats-columnista

Boris Johnson podrá parecer más un bufón que un político, pero es un estratega perspicaz y un experimentado primer ministro que calcula cada uno de sus pasos y de sus excentricidades con extrema precisión. Desde aquél referendo en 2016 en el que jugó un papel fundamental para lograr 52 por ciento a favor del Brexit, Johnson no ha quitado el dedo del renglón: sacará a Reino Unido de la Unión Europea sin importar lo que tenga que hacer para lograrlo.

En aquella campaña, paseó por todo el territorio en su camión lleno de imprecisiones y declaradas falsedades. Logró su cometido. Posteriormente, presionó a Theresa May para que lograra un acuerdo y se cumpliera la voluntad del pueblo, aunque sus artimañas de campaña empezaban a descubrirse y más y más ciudadanos se arrepentían de su voto mientras se hacían más patentes las posibles consecuencias del Brexit. Al final, May dejó el poder y él se encumbró como primer ministro confiado en su capacidad de lograr un acuerdo en el Parlamento que fuera aprobado a su vez en Bruselas. La realidad lo abofeteó al darse cuenta de que esto no era tan sencillo.

Luego de fallar en su intento por pasar su propuesta de acuerdo por el Parlamento y de manipular a la Corona al intentar hacerlo de lado, Johnson recurrió a una estrategia arriesgada pero potencialmente efectiva: convocar a elecciones. La intención es ganar la mayoría de los asientos para asegurar que su texto se apruebe y tener la vía libre para negociar con Bruselas y, en caso de ser necesario, llegar al escenario del Brexit duro, algo que no asusta al primer ministro y que pone los pelos de punta al Partido Laborista.

Este jueves es la fecha de una de las elecciones más importantes para el pueblo británico. Serán semejantes a un segundo referendo sobre el Brexit y definirán, en buena medida, el fututo económico de su territorio. Los partidarios de permanecer unidos a Europa hacen campaña para un voto estratégico que bloquee el acceso a los asientos parlamentarios a los conservadores, pero unir las diferentes plataformas de los partidos contrarios a Johnson es complejo, lo que pulveriza el voto opositor dándole ventaja en las encuestas a los partidarios del primer ministro.

El otro enemigo de los contrarios al Brexit es el hartazgo que existe en la población por lo prolongado de este asunto. Los aplazamientos de las decisiones y las innumerables discusiones entre facciones políticas han paralizado al gobierno y muchos lo único que quieren es certidumbre para sus negocios y empleos. La nueva fecha límite es el 31 de enero. El resultado de la elección podría decirnos, por fin, el destino de Reino Unido para esta fecha. Si Johnson logra su cometido, será hora de dejar las bufonadas y convertirse en estadista.