En Bolivia la democracia pierde

En Bolivia la democracia pierde
Por:
  • montserrats-columnista

La situación en Bolivia lleva meses al rojo vivo. Desde aquél referendo en el que Evo buscó sin éxito el apoyo del pueblo para su reelección indefinida y las triquiñuelas que le siguieron para que se presentase a la contienda presidencial del pasado octubre, el ambiente político se calentó y la oposición comenzó a tomar nuevos bríos.

Las anomalías durante el conteo de votos dieron a Evo una controvertida victoria en primera vuelta. La gente salió a las calles y se empezaron a acumular los daños, los heridos y los muertos. La OEA inició su investigación y concluyó que el Tribunal Electoral había cometido anomalías que ameritaban una anulación de la elección. Evo se vio acorralado y aceptó el dictamen de la OEA, llamando a nuevas elecciones, pero sin precisar una fecha.

Las protestas no se calmaron. La oposición vio el momento idóneo para adelantar el destino trágico del presidente Morales y no se contentó con la concesión hecha. La policía, ofendida por la preferencia que durante su mandato tuvo Evo con las Fuerzas Armadas, se amotinó y dejaron de refrenar a la gente. Los ataques a las propiedades y personas de altos funcionarios del gobierno proliferaron. El Ejército, el gran aliado de la cúpula al poder no salió en defensa del mandatario.

Horas después de que Evo anunciara la llamada a nuevas elecciones, el jefe del Ejército, Williams Kaliman, le sugería al presidente renunciar a su cargo. Ante la amenaza del Ejército, Evo Morales y el vicepresidente, García Linera, renunciaron el domingo a sus cargos. La controvertida maniobra del Ejército dejó en Bolivia un vacío de poder puesto que constitucionalmente les correspondería a los presidentes de las Cámaras tomar el mando en lo que se organizan los comicios. Sin embargo, en el caos reinante, ellos también han renunciado.

La situación es peligrosa para la democracia. El presidente violó la voluntad del pueblo al presentarse a los comicios. El Tribunal Electoral ha sido sorprendido en irregularidades en la elección. El Ejército ha orillado a un mandatario electo a terminar antes de tiempo su mandato. El líder de la oposición ha sugerido formar un gobierno con el Ejército en lo que se resuelven las cosas. Bolivia está en riesgo de dar un salto al pasado con escenarios que los latinoamericanos no queremos recordar.

Evo Morales tenía que dejar el poder. El pueblo se lo demandaba. En su ansia de aferrarse a la estructura, ha arriesgado el proceso de transición y podría provocar una división insalvable en la población. Esperemos que este momento delicado de la política en Bolivia sea tratado bajo las estrictas normas constitucionales que den paso al fortalecimiento de la democracia y no a una imposición rabiosa con sed de venganza.