Netanyahu: el examen final

Netanyahu: el examen final
Por:
  • gabriel-morales

Quedan ya sólo 12 días para las elecciones en Israel y, a diferencia de elecciones anteriores, nadie sabe lo que va a pasar. Los partidos de Netanyahu (Likud) y Gantz (Blanco y Azul) se encuentran prácticamente empatados en las encuestas, será prácticamente un volado el que definirá cuál de los dos será el partido más grande.

Sin embargo, en un sistema parlamentario donde son necesarios 61 asientos de 120 para formar un gobierno de colación, lo que importa a fin de cuentas no es quién termina en primer lugar, sino quién logra obtener el número suficiente de recomendaciones ante el presidente.

Desde el momento en que Netanyahu falló en formar una coalición y decidió llamar a una nueva elección, las encuestas han sido raramente estables. Por un lado, Netanyahu, los ortodoxos y la extrema derecha tienen alrededor de 55 asientos; Gantz, la izquierda y los partidos árabes, 54. Lieberman, quien hasta hace unos meses pertenecía enteramente a la derecha y representa al público ruso, tiene alrededor de nueve asientos y todo parece indicar que será quien decida quién va a ser el próximo primer ministro.

Al principio de la campaña Netanyahu tenía confianza de obtener 61 asientos, incluso sin Lieberman. Para conseguir esto pactó con partidos de derecha extrema que no pasaban el umbral para entrar al Parlamento, para convencerlos de parar sus campañas a cambio de dinero (una especie de corrupción legal) y así evitar que se perdieran votos de la derecha; su segunda estrategia fue apelar al público ruso (con viajes a Moscú y a Kiev, fotos con el presidente Putin e incorporando a figuras rusas al partido). Sin embargo, el voto ruso se ha quedado fielmente con Liberman y sus estratagemas con las alas fascistas de la derecha israelí no le han traído los suficientes votos para cambiar el panorama político.

Si los números se mantienen como hasta ahora, ni Gantz ni Netanyahu tendrán suficientes asientos para formar una coalición, a menos de que decidan formar un gobierno de unión. No obstante, parece improbable que Gantz o partidos de izquierda quieran entrar a una coalición con Netanyahu a la cabeza.

Si ninguno de los dos consigue formar un gobierno, lo cual es altamente probable, es posible que el Likud, en un movimiento sin precedentes, decida sustituir a Netanyahu y elegir a un nuevo líder que se convertirá, tal vez en rotación con Gantz, en primer ministro.

Para evitar su peor pesadilla, Netanyahu obligó a  los primeros 40 lugares en la lista del Likud a firmar una declaración de fidelidad, como en la antigua Unión Soviética; sin embargo, por debajo del agua se escucha el rumor de que incluso el ala más a la derecha del Likud no está dispuesta a irse a unas terceras elecciones o a perder el gobierno y que, antes de que esto suceda, preferirán rebelarse ante su líder.