Paquete Económico 2020: en los límites de lo posible

Paquete Económico 2020: en los límites de lo posible
Por:
  • arturov-columnista

Conforme lo marca la ley, el Gobierno federal presenta el paquete económico para el próximo año. Si bien el programa no fue recibido con gran beneplácito por los mercados y analistas, tampoco fue abiertamente rechazado.  Más bien, lo que se desprende de las diversas críticas y comentarios son algunas dudas en torno a su viabilidad.

El programa económico tiene un tono moderado y conservador. En general, no presenta exabruptos en las estimaciones económicas ni en la definición de las variables fiscales. Por el contrario, se apega a los principios de austeridad y disciplina fiscal con el objetivo básico de no promover un incremento de la deuda pública.

Una de las primeras interrogantes que genera el programa es el optimismo sobre el crecimiento que se plasma en el marco macroeconómico, que apunta un avance del PIB de 2.0% para el año siguiente, más optimista que las expectativas del mercado, 1.4% de la encuesta del Banxico. Este supuesto supone, continuidad en el crecimiento de Estados Unidos, estabilidad macroeconómica (baja inflación, tasas de interés decrecientes y tipo de cambio estable) y continuo fortalecimiento de la demanda interna, en especial del consumo.

Un segundo interrogante se refiere a la recuperación de la producción de petróleo, ya que anticipa un incremento de 13% para alcanzar el año siguiente un nivel de producción de 1.95 millones de barriles diarios. A la fecha, por lo menos se ha logrado detener la caída libre de la producción petrolera.

Por el lado fiscal, el gasto público con un incremento real moderado de sólo 0.9% real, refleja esfuerzo por la disciplina fiscal, pero también un freno al crecimiento.

Asimismo, el supuesto de menor precio del petróleo (49 dls/bl versus 55 en este año) implicará, en el cálculo oficial, un menor superávit primario de sólo 0.7% del PIB versus 1.0% este año. Para este ajuste se hará uso de la “cláusula de excepción”, que debe ser aprobada por el Congreso. Esta medida ha sido motivo de preocupación entre algunos analistas que la consideran como una señal de futura indisciplina fiscal. En lo particular, considero que la estrategia no pone en riesgo la responsabilidad fiscal presente y futura.

Otro elemento que parece inviable para algunos se refiere al hecho de que se estima un incremento de la recaudación de los ingresos tributarios de 3.7% real, que luce muy ambicioso frente a un avance de la economía de 2.0%. Sin embargo, considero que este objetivo es plausible si consideramos que las medidas tendientes a incrementar la base tributaria del IVA e ISR (incremento al IEPS de bebidas azucaradas, cigarros y aumento al impuesto a los intereses del capital entre otras) apoyarán una mayor recaudación. Además, debe tomarse en cuenta de que la recaudación del IVA e ISR responde más que proporcionalmente a los incrementos en el PIB (según cálculos propios, un incremento del PIB de 2.0% genera un aumento en la recaudación de 2.8%).

En todo caso, lo importante es que, a diferencia de otros programas económicos, donde se subestima el potencial económico y recaudatorio, el actual paquete 2020 parece ubicarse en el otro extremo donde los objetivos están en el límite de lo posible, esperemos se cumplan.