Paterson, de William Carlos Williams

Paterson, de William Carlos Williams
Por:
  • carlos_olivares_baro

William Carlos Williams (1883 - 1963) nació y murió en Rutherford, Nueva Jersey. Médico de profesión, es uno de los más emblemáticos poetas modernos de Estados Unidos. También incursionó en la narrativa (cuento, novela) y en el ensayo. En sus versos se percibe el ritmo del habla popular,  lo cual tiene mucho que ver con la oratoria de los inmigrantes que se asentaron en Nueva Jersey a principio del siglo XX. Primera etapa Imagista cercana a Hilda Doolittle y Ezra Pound.

Superado el Imagismo, William Carlos Williams publica textos de gran sencillez expresiva. Paterson (Editorial Aldus, 2015), de William Carlos Williams —traducción al castellano de Hugo García Manríquez— es uno de los poemas extensos de más trascendencia en el desarrollo de las posibilidades expresivas de la lírica anglosajona. Walt Whitman, Ezra Pound, Wallace Stevens, Robert Frost, Marianne More, T.S. Eliot y Louis Zukofsky, entre otros, conforman una nómina de trovadores que exploraron los patrimonios del poema de largo aliento. “Paterson es la América de Whitman, crecida patética y trágicamente, brutalizada por la desigualdad, desestructurada por el caos industrial y de cara a la aniquilación”, escribió Robert Lowell.

[caption id="attachment_818567" align="alignleft" width="209"] Paterson Autor: William Carlos Williams Traducción: Hugo García Manríquez Género: Poesía Editorial: Aldus, 2015[/caption]

El autor de Cuadros de Brueghel (1962) estructura una suerte de crónica heroica, “biografía épica”, en que el acoplamiento de sucesos e imágenes superpuestas de estrofas, prosa disgregada, comentarios mitológicos, onomatopeyas y fragmentos de publicidad convergen en un collage de fluida consumación en los interludios de la elegía y el cántico: “Reconcíliate con tu mundo, poeta, ¡ésa es / la única verdad! // ¡Ja! // —el lenguaje se agotó. // Y Ella — / ¡Me has abandonado! // —ante el sonido mágico de la corriente / ella se lanzó sobre el lecho— / ¡un gesto despreciable! Perdida entre palabras”.

¿Thelonious Monk leyó  los versos del autor de Spring and All?: sus clústeres están arropados de alientos del bardo de Nueva Jersey. ¿Y Bird?: dudo que el pájaro desamparado que fue Charles Parker haya tenido noticias de los salmos del poeta-médico.  Dizzy Gillespie en un concierto en París dedicó “Ornithology” a “un poeta que hace bebop con palabras, se llama William Carlos Williams”: soltó una carcajada en scat, los cachetes se le llenaron de aire sincopado y tocó risueño los 15 minutos que dura esa pieza de indiscutiblemente  contigüidad williamsiana.

William Carlos Williams ejecuta un saxofón alto en las brasas de un sigilo que se extiende sobre el piélago de la soledad. Inunda el sol sobre la estepa. Una muchacha desnuda su deseo en la fronda del desamor que la acosa.  Tabaleos de asombro en las coordenadas borrosas de la anochecida. El médico de Rutherford ausculta el pecho de un niño. / Música que se regodea en ostinatos cortejados por cuerdas que dialogan con pujanzas percutivas de bombos que enaltecen “ladridos de perros blancos / —bajo un techo como aquel de San Lorenzo”. Belleza estremecida a la intemperie. Silencio somnoliento en las ruinas. Piedades carcomidas por un viento sucio y malogrado. “El mundo es pura / ingratitud”. Habla que se recita en el reclamo de cuervos hambrientos: lo trágico de un balanceo entre eternidades y presencias y podredumbres y hedores.