Afrontar nuestra violencia

Afrontar nuestra violencia
Por:
  • pedros-columnista

El que pase por el Ángel de la Independencia notará los tapiales que lo protegen, luego de que participantes de una protesta feminista pintaran consignas en contra de la violencia contra las mujeres. Muchos leímos la felicitación del canciller Ebrard a la Jefa de Gobierno Sheinbaum por la rápida recuperación de los monumentos tras una nueva protesta. El performance “Un violador en tu camino” fue replicado en el mundo, incluido México y ridiculizado hasta el hartazgo en redes sociales. Ni como quisieran, ni como lo merecen, pero el movimiento feminista ha logrado visibilizarse. Falta que la erradicación de la violencia contra las mujeres esté en la agenda gubernamental, empresarial y colectiva.

Los hombres de la generación millennial nos equivocamos en asociar el machismo con nuestros padres y abuelos, los hombres de ciudad se desmarcan del machismo que consideran propio del campo. La violencia contra las mujeres está generalizada en todo el país y las que se encuentran más expuestas son las que tienen entre 20 y 30 años. Es más dramática la cifra en mujeres entre 18 y 29 años, ya que la mitad de ellas han sido agredidas sexualmente (Inegi). Existe una alta probabilidad de que la mujer a tu lado haya sufrido violencia en algún momento de su vida y, por lo tanto, que el hombre a tu otro lado haya sido en algún momento un agresor. También es probable que la mujer que tengas a tu lado no la vuelvas a ver, ya que en 2018 se registró la mayor cantidad de mujeres asesinadas en los últimos 29 años (Inegi).

Es una equivocación pensar que la violencia contra las mujeres es sólo la violación y el homicidio. La brecha de género ha minado el desarrollo de millones de mujeres de 65 años y más, ya que 18 por ciento de ellas nunca fue a la escuela (Inegi), y aunque la situación ha mejorado ligeramente, la brecha persiste en el entorno laboral, excluyendo y pagando menos a las mujeres que a los hombres. No sólo eso, hoy en día hay estados en el país que consideran que el aborto es un delito, decisión que por lo menos mina su desarrollo profesional y en los peores casos propicia operaciones de alto riesgo que ponen en riesgo su vida. Existe una vulgar omisión y una complicidad explícita por parte del Estado, la sociedad y las empresas para negar el acceso igualitario tanto a mujeres como a hombres a la educación, a la salud y al pleno desarrollo profesional.

Finalmente, es equivocado pensar que esto se revertirá con el simple paso del tiempo. 30.7 millones de mujeres en México han sufrido actos violentos y discriminatorios alguna vez a lo largo de su vida (Inegi), y si no se afrontamos nuestra violencia y tomamos en serio estas protestas que exigen acciones concretas, drásticas e inmediatas, la mayoría de las niñas sufrirán la misma suerte.