Percusiones, cuerdas y coro en Arvo Pärt

Percusiones, cuerdas y coro en Arvo Pärt
Por:
  • carlos_olivares_baro

Siempre que escucho la música de Arvo Pärt (Estonia, 1935), un gaudeamus sacrosanto inflama los silencios: empapa mis apetencias. Horario de invierno. El otoño es una anunciación. No me canso de leer fragmentos de Cuatro cuartetos, de T. S. Eliot: “En el punto inmóvil: allí está la danza”. Los pétalos agonizados sucumben ante el tedio, cuando la tarde tiende su angustia sobre el mundo. “Ni plenitud ni vacío. Sólo un destello” (Eliot).  Hago un recorrido por treguas  del compositor originario de Paide, corazón de Estonia.

[caption id="attachment_821832" align="alignleft" width="226"] Música Selecta Artista: Arvo Pärt Género: Minimalismo Sacro Disquera: ECM[/caption]

Fratres para violín, orquesta de cuerdas y percusión (1991). Violín, claves, bombo y cuerdas en sobreexcitados silencios y calmas: encadenamientos de afines delimitados por un recurrente motivo percutivo en incitante irisación armónica. Pieza muy conocida, que tiene diferentes versiones (cuerda y percusión; cuarteto de cuerda y percusión; viola y piano; violín y piano; violonchelo y piano...). La Orquesta de Cámara Tallinn la asume con lenitivo ánimo minimalista y atajada concepción del tempo. / Cantus a la memoria de Benjamin  Britten para orquesta de cuerdas y campana (1977 – 1980). Tributo al británico  autor de  Sinfonía simple, a quien Pärt no conoció personalmente, pero lo consideraba “un compositor de inusual belleza”. Cantus estructurado en espiral (canon del siglo XVII). ‘Antecedente-consecuente’ en contrapunto: siluetas bachianas y asomos de serialismo. Hermoso motivo melódico de cadenciosa procesión en  que las “sortijas” (vueltas) rematan con la refracción de la campana tubular en muestra del estilo “tintinnabuli”: luz blanca que contiene todos los colores de un prisma.

“El tiempo puede girar en redondo, / depende de la lluvia, del viento entre los árboles.” (Eugenio Montejo) /// “Octubre asciende lento la pálida ventana.” (G. Baquero). Mientras tanto, Arvo Pärt despliega su verdad celeste.

Lamento de Adán para coro mixto y orquesta de cuerdas (2009), composición del segundo periodo de Pärt: empleo de armonías simples y acordes tríadicos con claras  influencias de la música antigua. Coro mixto que produce el efecto de un arcoíris de “sacra fonología”.  Fragmentaciones, quebraduras, tintineos, vaivenes: vidrio que se rompe y estalla en sordina, en tiempo detenido. Lamento primigenio que los violines columpian en rítmica y extática prosodia. / Virgencita (2012). Instantes de luces y prodigios. Salmo que se expande. Coro mixto regocijante en modulaciones de improntas punzantes. Dios existe: Pärt es su benedictus entre nosotros. Los registros fotográficos de  Pärt  lo  muestran  con la modestia de un campesino. / Salve Regina para coro mixto, celesta y orquesta de cuerdas: pleamares medievales, celesta que subraya el “tintinnabuli” en resonancias de misticismo arropador. Palpitaciones que se refugian en  sonoridad de “metafísica propensión”. El pasado se encaja en el presente. Salve: oración a María en rimas piadosas (“Salve, Regina, mater misericordiae/ Vita, dulcedo, et spes nostra, salve”).  Sí, Dios existe, al menos, en esta domínica íntima, en estos instantes de gloriosa divinidad irrepetible.  Si Dios no existe: entonces, se manifiesta en Arvo Pärt, prueba suficiente de que hay un tempo de júbilos celestiales.  Amén.