¿Puede aparecer un Bolsonaro mexicano?

¿Puede aparecer un Bolsonaro mexicano?
Por:
  • guillermoh-columnista

El triunfo de la derecha en Brasil ha generado muchas preguntas entre los analistas políticos. ¿Qué efectos puede tener ese resultado en el resto de América Latina? ¿Podemos esperar una ola de gobiernos derechistas en otros países de la región?

No es difícil descubrir las motivaciones de los votantes de la derecha en Brasil. La gente está harta de la corrupción, la simulación y el desorden del gobierno de izquierda del Partido de los Trabajadores. El fantasma de Venezuela es, además, un elemento que no puede descartarse. Los miles de venezolanos que escapan de su país son la prueba viviente del fracaso rotundo de los gobiernos populistas de izquierda en la región.

En las elecciones pasadas, México votó contra la corrupción, la simulación y el desorden que –según la propaganda de Morena– fueron causados por las malas medidas tomadas por el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Revolucionario Institucional.

El mandato popular otorgado al Lic. López Obrador lo compromete a cumplir con los siguientes compromisos: (1) sofocar la violencia, (2) erradicar la corrupción y (3) reducir la desigualdad. De estos tres objetivos, el único que puede calificarse como izquierdista es el tercero.

Si dentro de seis años Morena no cumple con esos compromisos, es decir, si los votantes consideran que la corrupción, la violencia y la desigualdad no descendieron de una manera evidente, palpable, ¿volverían a votar por el PRI, el PAN o el PRD? ¿O lo harían, en cambio, por otros partidos que les ofrecieran un programa semejante al de Bolsonaro? Dicho de otro modo, ¿transitaría México de algo parecido a un populismo de izquierda a un tipo de populismo de derecha?

La pregunta no es ni ociosa ni perversa. Ya tuvimos en esta elección un candidato de la derecha más escandalosa; uno que incluso propuso cortarle las manos a los políticos corruptos. El Bronco obtuvo una votación asombrosamente grande, si tomamos en cuenta todo lo que tenía en su contra. Más gente votó por El Bronco que por el PRD y Movimiento Ciudadano juntos.

El próximo gobierno debe entender que, a partir del 1 de diciembre, quedará atrás el momento de las promesas y lo que se esperará de él son resultados. Dentro de seis años será por esos resultados que se le juzgue, no por sus bonitas palabras o sus buenas intenciones. Si la violencia, la corrupción y la desigualdad no descienden, El Bronco y otros candidatos semejantes podrían proponer medidas más fuertes, más crudas, menos respetuosas de los principios de la democracia liberal.

Me parece que la violencia es el tema más importante de la agenda política mexicana actual. Por encima, incluso, de la corrupción o la desigualdad. Si los electores descubren que no se puede erradicar la violencia desde la izquierda, quizá estarán dispuestos a probar combatirla desde la derecha más extrema.