Sociedad civil desdeñada

Sociedad civil desdeñada
Por:
  • jacqueline tapia

La participación ciudadana no concluye con el voto en las urnas; es un derecho fundamental que sana la vida y abona al bienestar de cualquier país.

Imaginen un país sin sociedad civil organizada, sin capacidad de reunirse en torno a una causa, a una lucha, a un ideal.  Imaginen a una sociedad civil sin motivación de participar, para hacer, para buscar, para exigir.

Es casi imposible imaginar una democracia sin espacios de incidencia, no sólo para el ejercicio de exigibilidad de derechos o de denuncia, sino también para brindar elementos de análisis y, más importante aún, para que entre la ciudadanía nos atendamos y nos fortalezcamos. Las y los ciudadanos no son sujetos pasivos; su activismo es lo que va marcando las diferencias y los cambios.

Durante muchos años fui dictaminadora en el Indesol y ahí tuve la oportunidad de conocer proyectos, donde el objetivo no era trasladar recursos y mucho menos ofrecer servicios, sino participar aportando desde las investigaciones y los análisis, desde el apoyo y la solidaridad entre la ciudadanía o bien, cubrir ese espacio que los gobiernos no hacen o porque no pueden o no quieren o porque no les interesa.

La sociedad civil es diversa y puede ser tanto de derecha como de izquierda, pero los movimientos sociales en México principalmente han sido de inspiración de izquierda por la naturaleza de sus luchas; así las organizaciones no gubernamentales (ONG) nacieron y transformaron este país. Sólo imaginemos un 68 sin CENCOS o un proceso electoral como el del 94 sin Alianza Cívica.

La sociedad civil organizada ha impactado en resultados esenciales en beneficio de todas y todos. No hubiéramos logrado derechos sexuales y reproductivos sin GIRE o la eliminación de la partida secreta presidencial sin FUNDAR; las víctimas y su reparación del daño y no repetición sin el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro; las personas jóvenes y sus causas  sin el  Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria; la diversidad sexual y de género sin la Fundación Arcoíris o sin Letra S; las y los periodistas sin Artículo 19; los derechos de la infancia sin la REDIM; a las personas migrantes sin Hermanos en el camino; a las personas con discapacidad sin Libre Acceso A.C.

Imaginen un país sin CIMAC, Sin Católicas por el Derecho a Decidir, sin Colectivo Solecito de Veracruz, sin SERAPAZ, sin IMDHD, sin Idheas, sin ACCEDE, Sin Almas Cautivas, Sin YAAJ México, sin tantas y tantas que han estado ahí siempre. Es imposible no conocerlas porque entonces es no conocer cómo es que este país se ha sostenido.

Las organizaciones de la sociedad civil, como cualquier espacio, necesitan recursos y los reciben gracias a su participación en concursos tantos nacionales como internacionales; son evaluadas y forman parte de los procesos de transparencia y de rendición de cuentas.

Muchas y muchos nos formamos en ellas, sabemos del verdadero compromiso con un tema y una causa y sabemos que ahí no se está para hacer dinero, se está para cambiar entornos adversos, para ser contrapeso.