Talento migrante

Talento migrante
Por:
  • Obdulio-Avila

Siendo subsecretario de gobierno de la Secretaría de Gobernación, tuve la oportunidad de conocer  relatos personales de  “braceros”, quienes fueron parte del Mexican Farm Labor Program, ese programa que en México fue llamado informalmente Bracero, y el cual se instrumentó de 1942 a 1964.

De ellos escuché como  a su llegada a los Estados Unidos, eran recibidos con un baño de agua fría y desinfectados. Así, como si fueran animales en establo; eran alojados en enormes galeras y cumplían con una extenuante jornada laboral durante 12 horas o más.

La historia de vejaciones, y el enorme esfuerzo físico sigue presente en la vida de millones de migrantes mexicanos y latinos, que buscan mejorar sus vidas y las de sus familias trabajando sin documentos en la tierra del tío Sam.

El domingo 4, en plena madrugada, inició el arribo de migrantes centroamericanos a la capital federal. Durante un semana, la ciudad fue albergue de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que buscan afanosamente cruzar el país para, llegar a Estados Unidos y reparar los sueños rotos en sus países de origen.

La ciudad que aprobó declarar en su Constitución Política que se enriquecía con el tránsito, destino, y retorno de la migración nacional e internacional,  que era un espacio abierto para desplazados y refugiados, que tendrían la protección de la ley y no serán criminalizados; enfrentó un fenómeno inédito,  alojar  a 5 mil en tránsito a la frontera norte.

La Ciudad de México, fue poblada mayoritariamente por migrantes internos, aunque este fenómeno se ha detenido y se ha desplazado a la zona conurbada con el Estado de México. Nuestra ciudad, es hija de la migración, es poco común encontrar una persona que no sea o  tenga un ascendente nacido  en la mal llamada provincia.

Las normas constitucionales locales han sido consistentes con nuestra historia. No obstante, existen capitalinos que se resisten a ser solidarios con los migrantes latinoamericanos que huyen por el deterioro de sus condiciones de vida; he sido testigo de conductas hostiles  para quien decide quedarse y trabajar en la ciudad. Esto es un fenómeno menor, pero preocupante porque el leve incremento de la población extranjera es reciente, y puede ir aparejado con mayores muestras de xenofobia.

Las comunidades extranjeras más numerosas en la ciudad,  son la española, la argentina y la colombiana; en ese orden. Las centroamericanas y la estadounidense, no figuran en las tres primeras. Eso hace histórica la presencia de la caravana migrante y debe obligarnos a hacer realidad las políticas de acogida que ordenan nuestra Carta Magna local.

En el siglo XX, la ciudad fue la gran beneficiaria del exilio español, el Colegio de México y cientos de negocios fueron creados por transterrados que  generaron riqueza intelectual y material.

Es tiempo de abrir las puertas otra vez, en esta ocasión para nuestros hermanos latinoamericanos, para permitirles rehacer sus vidas, y que la ciudad crezca con sus talentos.