¿Vuelve la vida a ser normal después de una depresión?

¿Vuelve la vida a ser normal después de una depresión?
Por:
  • valev-columnista

Uno de los obstáculos para atender la depresión es pensar que quien pide ayuda es débil e incapaz de superar sus problemas con pura fuerza de voluntad y deseos de sentirse bien.

Una vida que no parece terrible e incluso se ve funcional puede tener como protagonista a una persona desolada, con sentimientos de minusvalía y vacío. La depresión está asociada estadísticamente a trastornos de personalidad o de alimentación, pero puede aparecer espontáneamente aunque alguien parezca tenerlo todo.

Es difícil comprender que la depresión es una enfermedad con manifestaciones distintas en cada persona, que los caminos hacia la recuperación no son tan claros y que como la medicina en general, se basan en el ensayo y el error.

Mucha gente deprimida se resiste a iniciar un tratamiento con antidepresivos por temor a que su vida vuelva a ser miserable cuando dejen la medicina. Éste es un pensamiento típico de alguien que está deprimido: si no inicia un tratamiento se siente miserable y si inicia un tratamiento también se siente miserable, porque sus predicciones de futuro son catastróficas y la esperanza de mejorar escasa.

La gente inicia un tratamiento esperando que tenga un principio y un final y que la vida vuelva a recobrar cierta normalidad al concluirlo. En el campo de la salud mental los esfuerzos de investigación y tratamiento suelen dirigirse a los que sufren. Se tienen mucho más claras las variables asociadas a la depresión que las razones por las que algunos se recuperan mejor que otros en el largo plazo.

Una investigación reciente de Rottenberg, Kashdan y Disabato, concluyó que se tiene mucha información de las primeras seis a ocho semanas de tratamiento enfocadas en reducir los síntomas negativos como la baja autoestima, el cansancio y los pensamientos suicidas, pero lo que ocurre en los meses y años subsecuentes en términos de logros positivos es territorio desconocido. Sería muy útil dar seguimiento de largo plazo a la gente que logró recuperarse de una depresión, aunque es posible que estas personas no hayan estado nunca demasiado graves.

Un estudio sobre desarrollo en la mediana edad en Estados Unidos reportó que una de cada cinco personas diagnosticadas con depresión (el 10 por ciento) tenía una buena vida una década después: se sentían bien internamente, con sus relaciones y con su trabajo.

Es un hecho que hace falta dar seguimiento e investigar sistemáticamente a quienes lograron recuperarse de depresión en el largo plazo para entender las estrategias que utilizaron para mantenerse estables. De este modo estarían más claros los mejores caminos para apuntalar la recuperación: los buenos amigos, la psicoterapia semanal o algunas otras alternativas idiosincráticas que sean útiles para quienes dudan si valdrá o no la pena intentar recuperarse de una enfermedad del afecto, que puede ser leve o muy grave, que a veces es crónica, que es una presencia indeseable que entra a la casa sin invitación pero que debería tratarse como cualquier otra enfermedad, con diagnóstico, tratamiento, paciencia y esperanza en la recuperación.