Pregúntale a la niebla, John Fante

John Fante, escritor y guionista estadunidense de ascendencia italiana, nació un 8 de abril de 1909. Susana Iglesias se apropia de la fecha para recordarlo y escribir sobre una obra que “tiene espléndida obsesiones: la ciudad, sus lugares, la muerte, la existencia, el amor, el deseo, la ensoñación, la fantasía, los outsiders a su manera, la irrisoria ilusión del sentido de la vida, se burló de ella hasta la última línea”

John Fante (1909-1983).
John Fante (1909-1983). Foto: LePoing

Un sueño que se repite una y otra vez: mi padre conduciendo su Valiant blanco, sonando The Ventures, lleva unas gafas sailor, una perra le acompaña en el asiento del copiloto, es Bola, imponente pitbull blanca, “siempre estamos ocupados muriendo”… ambos se miran, ella parece reír con aquellas palabras, él ríe a carcajadas mientras lanza una carta de poker por la ventana… después la niebla… esa que baja por las noches a las carreteras de Los Angeles o San Diego, California, la niebla que se lo traga todo, a nuestros muertos, a los que asesinamos en olvido impostado. La niebla que te envuelve y después te escupe en algún lugar perdido de la memoria o en otro tiempo, en otra vida. Las insolentes y hermosas guitarras de The Ventures arrullan la niebla. Despierto agitada. Niebla. Observo por la ventana de mi diminuta habitación cerca de Vine, cae la tarde, son casi las 5, iré al Musso & Frank Grill, tomo mis gafas oscuras, otra vez la niebla, que siempre está presente de formas macabras o alegres. Niebla que en lugar de arrullar mi sueño lo aterroriza con realidad… al continuar mirando por la ventana de alguna forma despierto de nuevo en la asquerosa realidad, estoy en una habitación muy lejos de Garibaldi. Enciendo la música, abro un libro entrañable que tengo cerca siempre: The brotherhood of the grape / La cofradía de la uva, lloro al encontrar entre sus páginas una fotografía impresa de un querido amigo muerto: Fyodor, éste libro lo leyó mi padre en el hospital, su letra quedó atrapada al reverso de la fotografía impresa,“mejor entre amigos que entre médicos y charlatanes pendejos”. El semblante de alguien que se jugó hasta la última moneda parece vivo… la letra con esas palabras ha dejado algo de mi padre aquí… forever…

A Jonh Fante lo mató simbólicamente durante años la industria de Hollywood, lo mataron temporalmente con muchos dólares. Lo cuenta él a lo largo de toda su obra a través de su alter ego Arturo Bandini

Then it happened. One night as the rain beat on the slanted kitchen roof, a great spirit slipped forever into my life. I held his book in my hands and trembled as he spoke to me of man and the world, of love and wisdom, pain and guilt, and I knew I would never be the same. His name was Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky. He knew more of fathers and sons than any man in the world, and of brothers and sisters, priests and rogues, guilt and innocence. Dostoyevsky changed me.

Brotherhood of the grape, Fante.

Sucedió. Una noche que la lluvia golpeaba el techo sesgado de la cocina, un gran espíritu se introdujo para siempre en mi vida. Tenía el libro en mis manos y temblaba mientras él me hablaba del hombre y del mundo, del amor y la sabiduría, dolor y culpa, y yo supe que ya nunca podría ser el mismo. Su nombre era Fiódor Mikhailovich Dostoyevsky. Él sabía más de padres e hijos que ningún hombre en el mundo, y de hermanos y hermanas, de sacerdotes y delincuentes, culpa e inocencia. Dostoyevsky me cambió.

La cofradía de la uva, Fante.

Me fascina el fuego, meter las manos, quemarme, arder, lo entendí hace muchos años. No me importa ganar más abismo entre mi ser y la manada de normaloides sesgados por la infamia de la domesticación, la comodidad. Ninguna escritora ni escritor vivo posee un espíritu tan mordaz, cínico, tierno, indomable e incendiado como el de John Fante; José Agustín, misántropo amistoso recién se largó con Elvis, de ambos admiro la sabiduría en la que importaba más su escritura que el reconocimiento.

A VECES SIENTO QUE HE MUERTO 10 AÑOS… el otro día un poeta me recordó que la batalla más difícil de ganar es escribir en medio de las peores desgracias. Semanas atrás, por error de algoritmo, escuché un fragmento de entrevista a una persona que afirmaba no escribir “muy bien”… hablaba sobre libros “aburridos, bien escritos”. Escribir toma más de 20, 30, 40 años e incluso más de dedicación & disciplina, expresaba su miedo a la pobreza, de volver a ser “pobre” o “precarizada”, cuando su literatura escribe de supuestos “marginados”, nada más patético. Quité la entrevista, me reí durante varios días, aún me río mientras escribo esto. Ojalá alguien le informe a esa persona que existe un conteo de sólo diez familias millonarias en México y aún así no existe seguridad total para nadie, los imperios económicos pueden derrumbarse, hasta uno de los hombres más ricos del mundo ha cerrado varios S. Cerremos la ordinaria anécdota que sólo sirve para contar algo trascendente: ¿por qué tener miedo a la “pobreza” cuando eres un / una novelista o escritora / escritor mediocre? siempre encontrarás alguien que ama las historias vacías aspiracionales, te van a ofrecer plata por ellas. A Jonh Fante lo mató simbólicamente durante años la industria de Hollywood, lo mataron temporalmente con muchos dólares. Lo cuenta él a lo largo de toda su obra a través de su alter ego Arturo Bandini. Brutal novelista, casi sepultado por una montaña de “seguridad monetaria” que le compró anticipadamente la tumba:alcohol y excesos. Un sobreviviente de sí mismo, el salvaje joven que ganó una batalla contra cangrejos playeros según consta en su novela The Road to Los Angeles / Camino de los Angeles, que no pudo ver publicada. En 1983 Fante ya estaba junto a Knut Hamsun, la novela se publicó en 1985, ese joven de gran fortaleza interna no murió dentro del viejo ciego que aún postrado en una cama en 1982 dictó su novela Dreams of Bunker Hill / Sueños de Bunker Hill a su compañera de vida: Joyce, poeta y pia-nista / concertista. Tras ese sobreviviente existen otros sobrevivientes, la estirpe de los Fante es legado de valentía, honor, temeridad. El padre de su padre: Pietro Nicola Fante, un albañil que cuando no tenía nada que construir pasaba el tiempo en la taberna de un pueblo de los Abruzos italianos: Torricella Peligna, lugar del que siempre quiso largarse, despreciaba a los agricultores, consideraba que no tenían visión alguna para buscar una vida más interesante, un día se largó. El alcohol fue la deliciosa leche materna envenenada de los Fante desde entonces. Nicola estuvo en Argentina en 1899, estuvo a punto de quedarse ciego, volvió a Italia, recuperó la vista. Después tomó un barco con la finalidad de buscar a Giovanni, su padre que supuestamente tenía una próspera fábrica de pasta italiana en Colorado. Llegó en 1901 a Ellis Island, los malditos irlandeses intentaron cambiar su apellido como hacían con tantos exiliados que llegaban a la tierra de libertad: América. Ignorantes de la bestia a la que se enfrentaban: un Fante. Defendió su apellido con puños de hierro. Desde NYC viajó hasta Denver para buscar a Giovanni, lo encontró en una taberna, tirado encima de una pila de periódicos con su tarjeta de migrante colgando del cuello, ebrio, Giovanni pidió a Nicola un dólar para seguir bebiendo.

Nicola, escritor nato, contaba historias con destreza incendiaria, adicto jugador de poker, extraordinario albañil, padre de cuatro hijos, malvado esposo de Mary Capolungo, jamás se sintió bien en América, cuentan que hasta sus últimos días guardaba rencor por la vida tan dura de ser señalado como un apestoso migrante que tras apuñalar a un irlandés en una noche de juerga y apuestas vivió bajo esa sombra, fue perdonado por el irlandés, no por los que le rodeaban. Y ciertamente fue la uva y sus cofrades los que inyectaron vida a ese hombre viejo que transmitió a su hijo el spell de la palabra.

La ciudad de Los Ángeles en una imagen de los años cincuenta.
La ciudad de Los Ángeles en una imagen de los años cincuenta. ı Foto: ElGaviero

EN ÉPOCA DE PRIMAVERA EN COLORADO, nació John Thomas Fante el 8 de abril de 1909, desde pequeño demostró una potente fuerza física que lo convirtió en el lanzador estrella del equipo de béisbol, en un duro boxeador desde casi niño, de la misma forma escribía y devoraba libros. Fue una mujer quien lo impulsó en la escritura, su profesora Florence Carpenter, le mostró la literatura de su héroe: Knut Hamsun. Alentado por ella enviaba sus historias a la revista más importante de la época: The American Mercury, escritores como Hemingway, Faulkner, Steinbeck, Millay, Saroyan y otros, estaban en las páginas de esa revista, en 1932 el director de la revista H.L. Mencken,le publica uno de sus relatos. El editor le pidea Fante que lo escriba a máquina, él enviaba a mano sus relatos, pide ayuda a un amigo que trabajaba en la redacción de un periódico, jamás había escrito a máquina. En esa redacción, con una máquina prestada inició un legado de historias fascinantes con su relato breve: Altar Boy / Monaguillo.

Esa publicación le consiguió otras, entonces se muda a L.A. a Bunker Hill. Existen escritores domésticos que todo deben ficcionarlo, existen otros más salvajes que editan sus vivencias y las transmutan en ficción, es el caso de John. Y como le sucede a los más grandes, tras el “éxito”, el declive, los rechazos, el aparente rezago, ahí se gesta la literatura más honesta. Fante lavó platos, fue garrotero, camarero, ayudante en un muelle, tantas cosas, todo lo hizo por y para continuar escribiendo, informaba a sus patrones sobre su oficio, muchas veces le rechazaron por ello. Probó entonces a ser guionista para poder comer, al recordar este aspecto de la vida de Arturo Bandini su alter ego, no puedo más que sonreír con malicia: todos los novelistas salvajes y trascendentes saben que no hay demasiado ahí. Guionista “popular, bien paga-do” para la mayoría de los escritores sig-nifica todo, para un escritor salvaje no significa nada. Ask the Dust, estuvo dormida más de 40 años, la editorial que publicó su novela editó Mein Kampf de Hitler, sin permiso del autor, perdieron todo en una demanda millonaria. No pudo promoverse la novela por falta de dinero. Este hecho casi destruyó a John, regresó a escribir guiones. Se entristeció. Uno de los vórtices para abordar la obra de Fante: la afilada disección sobre esa peculiaridad social llamada “familia”. Vida y obra de Fante está dedicada a escupir y enternecer cuando escribe de ella. Desentrañó lo conmovedor, divertido, extraño, enfermo, complejo y entrañable que puede ser la familia, ¿qué es la familia? Familia puede ser ese amigo que odiaba tu madre, familia puede ser el hombre que encuentra un lugar en la barra de un bar mortal entre semejantes, familia puede ser una horda de gatos que rasguñan sin piedad un piano. Familia pueden ser tus padres muertos a los que extrañas mientras abrazas recuerdos de viajes. Familia es el hombre con el que tu esposa te fue infiel. Al escribir esto pienso en el embrujo que siento hacia los pianistas. Admiro su fuerza mágica en los dedos, es la misma fuerza que nos permite sobrevivir a las escritoras. La obra de John tiene espléndidas obsesiones: la ciudad, sus lugares, la muerte, la existencia, el amor, el deseo, la ensoñación, la fantasía, los outsiders a su manera, la irrisoria ilusión del sentido de la vida, se burló de ella hasta la última línea. Se negó a ser amigo de los que daban las “grandes” oportunidades en la industria. Saroyan, el escritor que rechazó el Pulitzer era uno de sus mejores amigos.

Desentrañó lo conmovedor, divertido, extraño, enfermo, complejo y entrañable que puede ser la familia, ¿qué es la familia?

FRECUENTABA LA LIBRERÍA STANLEY ROSE, fue más que un hogar para él y tantos otros. Ahí se jugaba poker, corría el alcohol, se hablaba, se urdía. Imagina a John Fante sacando borracho a Faulkner de su casa para llevarlo a una reunión de guionistas mientras Estelle, la esposa de William, incendia la cama derramando bourbon y lanzando un cerillo, una mujer de espíritu hermoso. Pienso en su novela A Bad Year / Un año pésimo, es tan rabiosa que podría decepcionar a un lector común. No todas las personas están listas para leer a Fante ni lo estarán jamás. Sin miramientos se dedica a hurgar en las zonas abismales del ser humano. El siglo XXI pondera la historias cursis, bobaliconas, tibias, extractivistas. No existe “simpleza o sencillez” en la obra de Fante, nada más alejado de la realidad & complejidad literaria de su obra. Toda esa aparente simpleza es resultado de un proceso de escritura / observación minuciosa, lo sabe el que abrió Wine of Youth / El vino de la juventud y deseó tener o no un padre como el del protagonista. Fante con su Road to Los Angeles / Camino de Los Ángeles continúa cimbrando la literatura conservadora, no morirá jamás. Las sirenas de la policía me producen paz mental, en el Centro de la para siempre D.F. suenan todo el tiempo y aquí también. El Musso está atiborrrado, ¿serán los espectros de Fante & Bukowski (que rescató del olvido las obras de Fante mostrándoselas a John Martin, su editor. Gracias a ese suceso están entre nosotros) quienes me proveen milagrosamente de una mesa o sitio en la barra en horas pico? Tal vez sí y también me protegen los espíritus de Rubén & Sergio, barmans que tanto quise, que me ofrecieron su cariño, muchas veces me invitaron la cuenta, ¿crees que me importa algo más que escribir? Ask the dust.