HACE UN PAR de años circuló un video de David Lee Roth durante una convención de la industria discográfica en Las Vegas. Una noche caminaba por el pasillo del hotel hacia su habitación y en una de las habitaciones había una fiesta en la que escuchaban a Van Halen. A Roth le pareció gracioso tocar la puerta y apersonarse, su representante y alguien más grababan el instante esperando sorprender. Pero los sorprendidos fueron ellos: abrió un universitario que ni idea. Roth se presentaba sonriente, pero el tipo no sabía quién era.
Se asomaron otros amigos y alguno casi logra reconocerlo. No era su obligación saber, es normal que los alumnos de secundaria y preparatoria ignoren hasta quién fue Elvis.
La responsabilidad de su ignorancia general es de los que nunca les acercamos un disco, una revista, un video o un libro. Somos testigos de las muertes y los retiros de las leyendas del rock/pop que han musicalizado nuestros días en este circo llamado vida. Por eso es bienvenida la colección Metal Planet, los grupos de culto de Hard Rock y Heavy Metal, publicada por Salvat en España y disponible en México en puestos de revistas y autoservicios. Una serie así es una herramienta efectiva para la difusión de esa cultura rockera que suma 70 años. Las ediciones vienen con un catálogo y una línea de tiempo que traza la historia del rock duro con los grupos que incluyen, desde los 60 hasta la primera década de los dosmiles: hard, heavy, glam, thrash, black, doom, stoner, industrial, grunge, funk metal, rap metal y metalcore.

Tres encuentros en la playa
CONSEGUÍ UN PAR DE TOMOS iniciales, los de AC/DC y Black Sabbath. Lo primero que rifa es la calidad de las ediciones. La dirección editorial, el diseño de la colección, las fotografías (algunas inéditas) y la información son muy efectivas. El sabelotodo buscará detalles, criterios, interpretaciones y dedazos con los que podrá no estar de acuerdo, fuera de eso es una estupenda serie de ochenta entregas que ilustra. Se nota que comisionaron a periodistas de colmillo largo la investigación y redacción, la lectura fluye sin pollas, pasmas ni polvos. El título le queda corto a la serie, hasta hoy la colección ha sacado los tomos dedicados a 53 grupos que han evolucionado más allá del hard y el metal. Y ha sido bien recibida, en Facebook ya hay un grupo en el que se compran, venden e intercambian las ediciones.
Si alguna razón le queda al llamado periodismo musical, además de registrar los abusos de la industria, los nuevos géneros y estilos, los cambios de formatos y hábitos, es la de documentar el fin de una era musical que se nos escapa con cada clic de streaming. Los estudiantes al menos cuentan con una fuente confiable y entonada, con historias, biografías, anécdotas, discografías y fotografías de primera. Sólo necesitan que alguien les acerque este tipo de material. A ver si la próxima vez reconocen a Mick Jagger en las gradas o dejan entrar a la fiesta a David Lee Roth.

