Diversa cultural

Diversa cultural
Diversa cultural Foto: FOTOS: Creative Commons / Especial / Academia Play / IA

LOS IRLANDESES SEGÚN POUND

DONALD HALL: Una vez que había obtenido inspiración práctica de cuatro precursores literarios vivos: Thomas Hardy, William Butler Yeats, Ford Madox Ford y Robert Bridges. ¿Qué cosas le inspiraron de cada uno de ellos?

Ezra Pound: La de Bridges fue la más simple: era una advertencia contra la asonancia. La de Hardy era el grado en que se concentraba en el tema y no en la manera de tratarlo. La de Ford era la frescura del lenguaje. ¿Y dice usted que el cuarto era Yeats? Bueno, en 1908 Yeats ya había escrito poemas sencillos en los que no se alejaba del orden natural de las palabras.

Donald Hall: Fue usted secretario de Yeats entre 1913 y 1914. ¿Qué clase de tareas realizaba para él?

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Ezra Pound: Sobre todo leerle en voz alta. Cosas como Dawn in Britain de Doughty. Y reñir, mire usted. A los irlandeses les gusta llevar la contraria. Intentó aprender esgrima a los cuarenta y cinco años, eso fue divertido. Tenía la misma gracilidad con el florete que una ballena. A veces daba la impresión de ser todavía más idiota que yo.

The Paris Review”. Entrevistas (1953-2012), trad. M. Belmonte,J. Calvo, G. Fernández Gómez, F. López Martín, Acantilado, 2020.

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El rey egipcio y la vaca de madera
El rey egipcio y la vaca de madera ı Foto: Fuente > Creative Commons

EL REY EGIPCIO Y LA VACA DE MADERA

DECÍAN QUE DESPUÉS de Quefrén reinó Micerino, hijo de Queops. Éste, disgustado con los actos de su padre, abrió templos, y permitió al pueblo, oprimido hasta la última miseria, que se retirara a sus ocupaciones y sacrificios. Entre todos los reyes, fue el quien dio más justas sentencias, y por eso ensalzan a Micerino sobre todos cuantos fueron reyes de Egipto. […] Aunque era bondadoso con sus súbditos y observaba tal conducta, le aconteció, como primera de sus desgracias, morirse su hija, única prole que tenía en su casa. Muy apenado por el infortunio sobrevenido, y queriendo sepultar a su hija por modo extraordinario, hizo labrar una vaca de manera hueca, la doró, y en ella sepultó a la hija que se le había muerto.

Sobre la vaca y los colosos cuentan algunos esta historia: Micerino se prendó de su hija, y la gozó a pesar de ella. Dicen luego, que la joven se ahorcó de dolor, que el rey la sepultó en aquella vaca, que su madre cortó las manos de las criadas que entregaron la hija al padre, y que ahora les ha pasado a sus imágenes lo mismo que les pasó en vida. Los que así hablan, a mi entender, desatinan, en toda la historia, particularmente en cuanto a las manos de los colosos, pues hemos visto nosotros mismos que han perdido las manos por el tiempo; y aún en mis días se veían a los pies de las estatuas.

Heródoto, “Libro Segundo: Euterpe” en Los nueve libros de la historia, trad. María Rosa Lida de Malkiel, W. M. Jackson, INC., 1972.

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Futura contra gótica
Futura contra gótica ı Foto: Fuente > Especial

FUTURA CONTRA GÓTICA

EL ALEMNÁN Paul Renner fue un gran tipógrafo, uno de los mejores del siglo XX. Un tipógrafo es el que viste las palabras con trajes diferentes, es algo así como el sastre de la escritura. A él se debe la creación, hacia 1925, de la llamada letra Futura, una letra de palos secos y modernos que contrastaba enormemente con la gótica utilizada entonces en Alemania, de trazos eclesiásticos, tradicionales y no demasiado inteligibles para aquel que no estuviera familiarizado con ella. Ni siquiera fue el que primero sintetizara el palo seco. Letras de palo seco las había habido desde hacía lo menos cien años. El éxito de la Futura, tan laica y meridiana, fue enorme, hasta el punto de que los nazis, al tomar el poder, no dudaron en perseguir su uso, por considerarla expresión de las nuevas ideas bolcheviques, exhortando de paso a la ciudadanía a que siguiera utilizando la letra gótica como exaltación del “espíritu alemán” (pese a lo cual hemos visto anunciado a toda página en los números de la de los primeros años cuarenta el libro de Renner El arte de la tipografía). Pero las cosas cambiaron cuando la Alemania imperialista declaró la guerra al mundo, con la idea de conquistarlo, y advirtió que nadie en Europa, salvo los alemanes, podía leer la letra gótica, es decir, cuando sus gobernantes comprendieron que la tipografía era un instrumento de expansión y dominio, de modo que los mismos que habían impuesto el empleo de la letra gótica no dudaron, mediante decreto de 1941, en prohibirla en toda Alemania aduciendo haber descubierto que las letras góticas procedían en realidad, bastardeadas, de los alfabetos... ¡hebreos!

Lo más gracioso de todo es que ese decreto se hizo público en un papel cuyo membrete seguía escrito, con burocrática pereza, en letra... gótica.

Andrés Trapiello, Tipografía y literatura en España, 1874-2005, G Campgràfic, 2006.

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UN DICCIONARIO AL REVÉS

EN LA PRIMAVERA DE 1923, [Hemingway] escribió en Lausana un reportaje sobre la conferencia internacional con motivo del conflicto griego-turco y, de paso, acusó a un caballero de industria apellidado Mussolini. “Algo anda mal con la gente que usa camisas negras y polainas blancas”, escribió en el Toronto Daily Star sobre el dictador fascista.

Mussolini había convocado una conferencia de prensa, pero no se tomaba la molestia de responder a las preguntas de los reporteros. Fanfarroneaba como un oráculo silencioso, manteniéndose por encima de las cosas mundanas, al tiempo que estudiaba un libro con cara sombría. Hemingway estaba vivamente interesado por la lectura de Mussolini. Cuando consiguió echarle una ojeada al libro, comprobó que era un diccionario y que el dictador lo sostenía del revés.

No había, pues, muchas cosas importantes sobre las cuales informar, y Hemingway, que echaba de menos la animación de la bohemia parisina, empezó a aburrirse y a pensar que, en vez de escribir sobre política internacional, podría hacerlo acerca de la fabulosa vista que Lord Byron debió de haber tenido cien años antes sobre el lago Lemán.

Alexander Pechmann, La biblioteca de los libros perdidos, trad. Juan José del Solar, Edhasa, 2011.

Un diccionario al revés
Un diccionario al revés ı Foto: Fuente > Academia Play

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MALAS NOTICIAS

[Un] SISTEMA de dar malas noticias consiste en no darlas. Es también muy usado en el Bajío. Por ejemplo, si alguien llega de un largo viaje, no se le dice luego luego que ya se murió su mujer. Al recibirlo en la terminal hay que dejarlo que crea que su mujer no está allí porque se quedó en la casa; una vez en la sala de la casa, hay que dejarlo que crea que está en la cocina. Cuando ya se llegó al corral de atrás y no hay más dónde buscar, el marido −que no ha preguntado por su mujer antes porque no sería correcto− no tiene más remedio que preguntar:

—¿Y dónde está Atanasia?

Entonces, el más viejo y el más allegado de los que fueron a recibirlo, contesta:

—¿Atanasia? Ah, pues ya falleció.

Jorge Ibargüengoitia, Instrucciones para vivir en México, Planeta, 2019.

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Lo que no soy
Lo que no soy ı Foto: Fuente > IA

LO QUE NO SOY

CONOZCO EN MÍ una imagen muy buena, y cuando quiero la tengo, y cada vez que asoma aparece por completo. Es la visión de un bosque, y en el bosque veo un claro verde, medio oscuro, rodeado de altura, y en medio de esa oscuridad hay muchas mariposas, un león amarillo sentado y yo sentada en el suelo tejiendo. Las horas pasan como muchos años, y los años pasan realmente, las mariposas de grandes alas y el león amarillo con manchas; pero las manchas son sólo para que se vea que es amarillo, por las manchas se ve cómo sería si no fuese amarillo. Lo bueno de esta imagen es la penumbra, que no exige más que la capacidad de mis ojos y no sobrepasa mi visión. Y allí estoy yo con la mariposa, con el león. Mi claro del bosque tiene unos minerales, que son los colores. Sólo existe una amenaza: saber con aprensión que fuera de allí estoy perdida, porque ni siquiera habrá bosque (el bosque lo conozco de antemano, por amor), será un campo vacío que tanto me dará ir hacia un lado como hacia el otro… Tengo manchas azules y verdes para mostrar que no soy azul ni verde: mira sólo lo que no soy.

Clarice Lispector, Para no olvidar. Crónicas y otros textos, trad. Elena Losada, Siruela, 2007.

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