Miles de fieles católicos comenzaron a desfilar, ayer, ante la tumba de Francisco, ubicada en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, un día después de que su funeral atrajera a cientos de miles de personas en la plaza de San Pedro. El Pontífice, quien falleció el 21 de abril a los 88 años, eligió descansar en este templo mariano, rompiendo más de un siglo de tradición vaticana.
Desde temprano, largas filas de peregrinos se formaron en las inmediaciones de la Basílica, ubicada en el barrio más multicultural de la capital italiana. A las 7:00 de la mañana, al abrirse las puertas, la afluencia fue masiva. Sólo en las primeras seis horas, más de 30,000 personas desfilaron frente al sepulcro sencillo de mármol blanco, sobre el que se depositó una única rosa blanca. La tumba, marcada únicamente con su nombre en latín, Franciscus, y una reproducción de la cruz pectoral del difunto Pontífice se veía en la pared sobre ella.
- El Dato: el nicho fue abierto en el segundo de los nueve días de luto oficial por la muerte del Pontífice.
Los visitantes, muchos de ellos conmovidos hasta las lágrimas, se santiguaban o capturaban el momento con sus teléfonos antes de ser instados a avanzar para permitir el ingreso de los miles que aguardaban en el exterior. “Siento una gran emoción. Francisco dejó una huella en nosotros”, expresó Rosario Correale, peregrina procedente de Salerno. Desde Roma, Elias Caravalhal confesó que no pudo asistir al velorio en San Pedro y acudió a la tumba “para agradecerle por lo que ha hecho”.

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El sábado pasado, tras una emotiva misa de funeral presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, y ante unas 250,000 personas, el féretro fue llevado discretamente hasta Santa María la Mayor. El traslado, acompañado por multitudes a lo largo de las calles del centro histórico, culminó en el templo que Francisco tanto amó y visitó antes y después de cada viaje apostólico.
En paralelo a la visita de los fieles, el cardenal Pietro Parolin celebró una misa especial en la plaza de San Pedro, ayer, que reunió a aproximadamente 200,000 asistentes, incluidos muchos jóvenes que se encontraban en Roma para la planeada canonización de Carlo Acutis.
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“El dolor por su partida, la tristeza que nos embarga, la agitación en nuestros corazones: estamos experimentando todo esto, como los apóstoles tras la muerte de Jesús”, expresó Parolin durante la homilía.
El afecto por Francisco quedó patente en los pequeños detalles que marcaron su relación con Santa María la Mayor. Junto a su tumba, en la capilla, se encuentra el icónico retrato bizantino de la Virgen que él tanto veneraba, protegido por un par de candelabros y un jarrón de rosas doradas que donó en 2023. Su última visita a ese lugar, con un ramo de rosas blancas, apenas el 12 de abril.
Para muchos peregrinos, la sencillez del entierro fue un reflejo fiel de su vida pastoral.
